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¿El comportamiento de los adolescentes determinará el futuro de la tecnología?

Por: Luis Alberto Hara - 01/06/2014

Las tendencias de consumo en adolescentes son un poderoso impulsor económico que los "adultos" (léase: inmigrantes digitales) están comenzando a considerar seriamente.

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Facebook comenzó como el pasatiempo de unos chicos de universidad para convertirse en una poderosa fuerza social; la historia todos la conocemos. Pero ¿qué puede decirnos la adopción de redes sociales acerca de las tendencias de la sociedad en sí? ¿Nos hemos vuelto una sociedad adolescente, ávida de la novedad y la diferencia, adicta incluso, o es que los adultos están comenzando a tomar seriamente en cuenta a los adolescentes como parte de una nueva forma de relacionarse con el mundo?

Parte de esta pregunta consiste en darnos cuenta de que durante la última década nuestros hábitos sociales han cambiado: la forma de relacionarnos, de conocer personas (e incluso de romper con ellas) ha cambiado radicalmente gracias a estas herramientas; y no sólo esto: los adolescentes de países desarrollados y en vías de desarrollo tienen hábitos de consumo que son relevantes económicamente. En otras palabras: el que los adolescentes gasten dinero en smartphones y apps hace que quienes manejan la economía comiencen a tomarlos en cuenta desde un punto de vista de participación en la movilidad del capital.

Hemos visto una y otra vez la misma historia: un "adulto" (en jerga web, un "inmigrante digital") con cara de azoro y estupefacción frente al bailoteo de los dedos de un nativo digital (probablemente de entre 12 y 30 años) tratando de comprender qué es o cómo funcionan Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat. En un principio, esos adultos eran los únicos que manejaban las finanzas de acuerdo a patrones que aprendieron durante el siglo XX; pero luego de que los nerds comenzaran a volverse una fuerza en la redistribución de la economía mundial, los adultos tuvieron que ponerse al día.

Una de estas "puestas al día" la dio Mark Zuckerberg con la arriesgada decisión de comprar Instagram por la nada despreciable cantidad de mil millones de dólares; y mientras Facebook mismo se vuelve popular lentamente entre "adultos", los nativos digitales migran a redes donde sus padres no puedan ver lo que hacen. Snapchat es una red que gana tracción a cada momento, no sólo como una alternativa al sexting, sino como un protocolo de comunicación masiva con pleno derecho de residencia en la web. No extraña por tanto que Facebook y Google ofrecieran cada uno $3 mil millones de dólares para comprarlo y hayan regresado a casa con las manos vacías.

Con 20% del mercado de iPhones y más de 25 millones de usuarios activos sólo en EU, Snapchat está valuada en $116 mil millones de dólares y conoce el potencial adictivo de los early adopters, es decir, de los usuarios que al utilizar una plataforma de comunicación en sus etapas tempranas también contribuyen a determinar su forma y función posteriores. 

Los adolescentes no sólo pueden enseñarles a los adultos lo que está de moda, sino también modificar las perspectivas de los adultos desde un punto de vista económico. Mientras las redes sociales sigan ganando tracción y siendo redituables, seguiremos viendo a más inmigrantes digitales preguntándole a niños de secundaria o chicos de preparatoria sobre cómo abrir una cuenta en Facebook...