*

Una nueva técnica de estimulación trascraneal logró que voluntarios aumentaran su placer al observar obras de arte clásico.

flat,800x800,070,f

La interacción entre la actividad cerebral y el gusto artístico es un campo aún muy joven, pero los resultados de los estudios recientes son bastante interesantes. Zaira Cattaneo, de la Universidad de Milán Bicoca, en Italia mostró pinturas a 12 personas. Cada una calificó las imágenes antes y después de recibir una estimulación transcraneal de corriente directa, la cual utiliza electrodos para liberar una pequeña corriente al córtex dorsolateral prefrontal (un área del cerebro involucrada en procesar la emoción), o un tratamiento falso en el cual no se utilizó ninguna corriente.

Después de la estimulación, los voluntarios calificaron más alto a las imágenes clásicas que contenían escenas del mundo real. No hubo diferencia de calificación después del tratamiento falso para el arte abstracto, quizá porque es procesado por áreas del cerebro distintas al CDLPF.

“El efecto de la estimulación fue sutil, pero bastante significativo, considerando que los participantes estuvieron, básicamente, sólo poniendo una batería en su cerebro”, apuntó Anjan Chatterjee, neurólogo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia.

Explicar por qué encontramos que algo es bello sigue siendo elusivo, pero los resultados de este experimento muestran que estimular el CDLPF puede mejorar nuestro estado de ánimo. “El estudio del arte y la experiencia estética involucra conceptos difíciles y discutibles”, apunta John Hyman, profesor de estética en Oxford. “La neurociencia no puede ayudarnos a entender estas cosas a menos que se combine con la filosofía, en otras palabras, con el estudio de estos conceptos”.

Por ahora, Cattaneo espera que esta técnica pueda ayudar a las personas con el rarísimo desorden de la anhedonia, una inhabilidad para experimentar placer, que a veces afecta a personas con alzheimer o esquizofrenia.