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Cachalote que murió de causas naturales y encalló en las Islas Faroe arrojó todas sus entrañas cuando un hombre abrió su vientre.

El cadáver de un cachalote que murió de causas naturales y que encalló en las Islas Faroe, explotó cuando un hombre abrió su vientre, y sus entrañas fueron arrojadas violentamente en un evento previsible, pero al mismo tiempo inesperado. El hombre, por supuesto, saltó y de inmediato intentó alejarse, lo cual, sin embargo, no impidió que terminara bañado en la sangre, los intestinos y otras vísceras del imponente animal.

El hecho de algún modo recuerda a Moby Dick y, en especial, esos fragmentos en que Melville relata con precisión quirúrgica las operaciones por las cuales se extrae el esperma, sustancia sumamente apreciada y que, en el caso de esos episodios de la magistral novela, muestra la manera en que la idea de sacrificio forma parte indeleble de la literatura, eso al menos en consideración de Roberto Calasso. 

De cualquier modo se trata de una escena que, crudamente, nos recuerda la dimensión física, ineludible, de la naturaleza, el sostén material de esos significados que imputamos al mundo.