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Astrónomos documentan una intrigante fotografía de la nebulosa Bumerán, el cuerpo más frío del universo conocido.

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Existen lugares naturalmente poéticos, espacios cuya presencia raya entre lo etéreo y lo molecular, y que juntos dan vida a un apasionante bestiario. Al respecto, recién se acaba agregar al imaginario colectivo una imagen de inédita precisión, que retrata a un integrante más de este selecto grupo : "el lugar más frío del universo". Vale la pena enfatizar en que siempre que escuchamos el 'algo' más 'algo' del universo, en realidad nos referimos a que es el elemento más radical, en un sentido determinado, de lo que la ciencia humana ha logrado escanear o procesar. Es decir, hasta ahora no se conoce un cuerpo que exceda la frialdad de este.

Se trata de la nebulosa Bumerán (Boomerang), un ente fantasmagórico, de idílica presencia, y que actualmente roba el sueño a más de un astrónomo. Con una temperatura de -272.2 grados centígrados, y ubicada en la constelación Centaurus –a unos cinco mil años luz de donde te encuentras en este momento–, este cuerpo, más allá de su gélida marca, ostenta una esencia doblemente poética: en realidad se trata de una pre-nebulosa planetaria, pues lo que percibimos es en realidad el agónico trayecto que recorre entre un pasado estelar y un futuro nebuloso. En pocas palabras, aún no se consagra como nebulosa, pero el proceso ya es lo suficientemente avanzado para que se manifieste en frecuencias visibles.

Si bien la Bumerán ya había sido documentada desde 1998 por el Hubble, recientemente un grupo de astrónomos logró penetrar las entrañas ópticas del cuerpo, para captar una manifestación mucho más precisa del mismo, y que difiere notablemente de su anterior retrato. Este 'importante' logro ocurrió gracias al Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un interferómetro capaz de observar longitudes de onda milimétricas y submilimétricas. Hospedado en el desierto chileno de Atacama, este proyecto ha sido calificado como uno de las iniciativas astronómicas más ambiciosas de la historia. 

De acuerdo a algunas líneas de pensamiento, el simple hecho de concebir, y narrar, un lugar tan frío, nos dotaría de la posibilidad de experimentarlo. Y para estimular más esa visita imaginaria a la helada fantasmagoria de la nebulosa, cabe señalar que su temperatura está solo un grado por encima del cero absoluto –el punto más bajo concebible en una temperatura, y que corresponde a -273 C. En fin, mientras los científicos se deleitan escrutinando este logro astronómico, los invito a incluirlo en su psico-mapa del territorio, a imaginarlo y coquetear con él en sus próximos flujos mentales –tal vez será de utilidad para describir un próximo estado de ánimo o una determinada melodía que, sin saberlo, nos espera. 

 Twitter del autor: @ParadoxeParadis