Como salido de la mente de algún escritor de ciencia ficción o guionista de cómics, en el centro de nuestra Vía Láctea existe un monstruoso agujero negro conocido como Sagitario A*. El gigante pesa 4.3 millones de veces lo que nuestro sol y su longitud es de cerca de 25 millones de kilómetros; se trata de un monstruo dormido que, como algunos volcanes, deja muestras de su presencia cada cierto tiempo.
Su existencia fue detectada por el observatorio Chandra de rayos X, que además ha registrado ecos luminosos de violentos eventos cósmicos alrededor del hoyo negro que datan de pocos cientos de años atrás. ¿Pero cómo es posible saber a ciencia cierta de la presencia de un objeto que por definición es oscuro? En realidad, las emisiones o "ecos luminosos" no son producidos por el hoyo negro sino por materiales absorbidos por éste, como espirales de gas que despiden toda clase de radiación al ser devoradas.
La particular radiación de rayos X emanada por Sagitario A* indicaría que el hoyo negro tiene hambre. ¿Qué ocurre entonces cuando un cuerpo (o no-cuerpo) de ese tamaño se alimenta? Las consecuencias de este festín espacial son investigadas actualmente por la doctora Maïca Clavel de AstroParticule et Cosmologie de París.
En un estudio próximo a aparecer, Clavel reportó dos explosiones luminosas provenientes de Sagitario A*, cada una con duración de varios años. Haciendo estimaciones sobre la geometría relativa del hoyo negro y los ecos luminosos, se calcula que los eventos tuvieron lugar hace algunos siglos, pero a esa escala no es posible ser más preciso.
Lo que sí es posible saber es que durante sus periodos de mayor voracidad, un hoyo negro como Sagitario A* brilla muchos millones de veces con más energía que nuestro sol. Al respecto de la naturaleza de los dos eventos registrados por la doctora Clavel en el observatorio Chandra, se manejan diversas explicaciones: el hoyo negro devoró un planeta; destazó los márgenes exteriores de una estrella; causó que dos estrellas colisionaran y luego absorbió sus restos; o absorbió nubes de gas que se encendieron al ser digeridas.
Se espera que Sagitario A* devore una enorme nube de gas que en estos momentos pasa cerca de él y que alcanzará su punto más cercano el próximo año; el evento será seguido con atención por los especialistas a través de Event Horizon Telescope, un programa que utiliza distintos instrumentos de observación espacial alrededor del planeta, con lo que se logra tener un radio receptor del tamaño de la Tierra.