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Vladimir Nabokov, precursor de los emoticones :-)

Por: Javier Raya - 09/11/2013

Una respuesta elegante del novelista se anticipó un par de décadas a una convención tipográfica que es de uso común en nuestros días.

En 1969 Vladimir Nabokov fue entrevistado por Alden Whitman para el New York Times. Este le preguntó al autor de Lolita dónde se colocaría a sí mismo en un hipotético ranking de escritores vivos y del pasado reciente. Como respuesta, el reportero recibió esta sencilla y elegante explicación:

A menudo pienso que debería existir un signo tipográfico especial para una sonrisa --algún tipo de marca cóncava, un supino paréntesis curvo, que me gustaría trazar justo ahora en respuesta a su pregunta.

Hoy en día nos sería imposible entender las conversaciones con nuestros contactos en redes sociales sin echar mano a los emoticones: signos de puntuación no normados aún por las academias, pero con un valor en el discurso semejante a otros signos tipográficos.

En la velocidad de los intercambios diarios y el límite de caracteres, el emoticón permite representar gráficamente sentimientos complejos o convenciones discursivas que una comunidad de sentido adopta, aplica y modifica a conveniencia.

Podemos sonreír : - )

llorar de tristeza :’(

...o de felicidad :’)

Y la gama de representaciones sigue ampliándose, con lo que es posible prácticamente dibujar o contar pequeñas historias en el emoticono, una segunda encarnación del ideograma (si desconfían, revisen los TL de @diamandina o @DearMars en Twitter.)

Sin embargo, el emoticono sonriente no hizo su aparición sino hasta 1982, cuando Scott E. Fahlman, un científico de computadoras de la universidad Carnegie Mellon, publicó el siguiente mensaje en un boletín escolar:

Propongo la siguiente secuencia de caracteres como marcador de bromas:

: - )

Léanlo de costado. De hecho, es probablemente más económico para marcar cosas que NO son bromas, dadas las discusiones actuales. Para ello, usen : - (

Con todo, me gusta imaginar que Nabokov en aquella entrevista entrevió un emoticono sonriente que tenía más que ver con la sonrisa de condescendencia que con un marcador “de bromas” --una “sonrisa retórica” que se le da como respuesta a alguien para invalidar su argumento sin ser grosero, sabiendo de antemano que tal vez el interlocutor no logrará descifrar la sonrisa que le damos como respuesta. Se trata de la elegancia autorreferencial de una broma secreta --de la sonrisa del gato de Cheshire que se deja montada en el aire, mientras desaparece.

:-)

 Twitter del autor: @javier_raya

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