Hay algo placentero en saber que los autores que leemos tuvieron mascotas a su lado, como si que tuvieran un gato en las piernas los acercara a nosotros, los humanizara. Recordamos que, al igual que nosotros, encontraron solaz en la suavidad del pelo de un perro, que como decía Emily Dickinson “sabe pero no dice”. Pero antes de que existirán normas y organizaciones que proclaman que tener animales salvajes como mascotas no es ético, algunos escritores cruzaron la línea y tuvieron compañeros salvajes a su lado. Charles Dickens vivía con un cuervo y Lord Byron tenía una colección que iba desde monos y zorros hasta cocodrilos. ¿Por qué? Quizá porque las mascotas exóticas eran un signo de excentricidad o los acercara a la naturaleza como una forma de inspiración. Las criaturas que estos escritores tuvieron pueden haber sido grandes compañeros, pero también un claro signo de una salvajez interna, una cualidad de la imaginación que frustraba la domesticación social.
1. Beatrix Potter
Potter capturaba ratones salvajes y otros roedores y los metía en hermosas jaulas victorianas en su escritorio. Después de estudiar sus brillantes ojos y su pelaje, con frecuencia los disecaba para estudiar su estructura muscular. La ilustraciones de Potter pueden ser dulces, pero también son realistas y estudiadas.
2. Lord Byron
George Gordon, Lord Byron le dio la vuelta a la prohibición de tener perros en los dormitorios de la universidad al hacerse de un oso domesticado que caminaba con él y disfrutaba de todos los lujos que Byron pudiera ofrecer.
3. Sta. Teresa de Lisieux
Cuando era joven, Lisieux tenía una colección de golondrinas en el ático de su casa que ella misma cazaba.
4. Charles Dickens
Dickens fue un compañero devoto de su mascota cuervo Grip the Knowing, el cual apareció como personaje en la novela Barnaby Rudge. Cuando Edgar Allan Poe reseñó el libro para el Saturday Evening Post, la imagen del cuervo inspiró su poema epónimo. El cuerpo disecado de Grip se encuentra en exhibición en la Biblioteca Pública de Filadelfia.
5. Flannery O’Connor
El ave de caza de O’Connor quizá no fue propiamente salvaje, pero algunas de las aves que tuvo en su finca en la Savannah eran realmente excéntricas.
6. Dante Gabriel Rossetti
El poeta Prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti mantuvo a un vombátido llamado “Top” que mando traer en un barco desde Australia.
7. Charles Baudelaire
Se sabe que el poeta Baudelaire tenía una tarántula en una jarra frente a su ventana mientras escribía.