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Criado por el OVNI: Trauma, percepción y creencia —una nueva teoría de ufología (Primera parte)

AlterCultura

Por: Jasun Horsley - 06/24/2013

Con esta entrega comienza una nueva serie de Jason Horsley (aka Aeolus Kephas) en torno al fenómeno OVNI y su relación con el trauma y la transformación de la psique individual y colectiva.

¿Qué nuevo vino puede ser vertido en la vieja botella del OVNI? ¿O será tiempo ya de explotar la botella?

En un Universo de indeterminación cuántica, ¿son necesariamente objetos los OVNIS? Y si no lo son, ¿realmente están volando? O sea, ¿de qué estamos hablando? Y ¿por qué estamos hablando de ello, en primer lugar?

Marshall McLuhan dijo, “El medio es el mensaje.” Muy bien. ¿Entonces cuál es el mensaje del OVNI?

¿Y cómo es que seguimos intentando descifrarlo?

El problema con el 98% de la investigación de OVNIS, después de Carl Jung al menos, (y advirtiéndoles que no he leído el 98%, ¡ni siquiera el 50%, de la investigación de OVNIS!), es que trata de darle sentido a un fenómeno que parece estar principalmente preocupado con romper con la ilusión de que somos capaces de dar sentido —un significando coherente— a cualquier cosa.

Es un poco como intentar de hacer la balística de una bala en movimiento que se dirige justo hacia nuestro entrecejo. Para analizar una bala en movimiento, primero debes dejar que aterrice. Sólo que para cuando aterrice, eso es eso es todo, amigos.

Ya que la percepción humana es literalmente encarnación… cada uno de nosotros debe poetizar el mundo, o modelarlo dentro de nosotros mismos como nuestro principal y constante modo de conciencia.

—Marshall McLuhan

¿Por qué escribo de Whitley Strieber otra vez? ¿Acaso no dije en la última pieza que escribí sobre él (en Reality Sandwhich), “no más piezas deconstructivas”? Sí, eso hice. Uno de mí, de cualquier manera.

Alguien, un respetado y muy diligente investigador en el campo de las percepciones alternas (no lo nombraré), recientemente me dijo que dejara a Whitley en paz y describió mi interés en él como “escalofriante”. Lo que sugería era que yo estaba obsesionado con Strieber en un nivel personal y, asumo, que lo que hacía era el equivalente literario a acecharlo. Esto probablemente tenga que ver con el hecho de que jamás he tratado de ocultar mi identificación personal con Strieber, o que escribir de él (es decir, de su obra, ya que jamás lo he conocido) ha sido una manera de explorar mis propios patrones psicológicos y cosas por el estilo. Puedo ver como eso puede parecer “escalofriante” para alguien que piensa que la investigación siempre debe ser imparcial, “objetiva” y conducida a una distancia segura, y que nunca debe acercarse demasiado a la línea entre investigación y la invasión estilo paparazzi de la vida privada de alguien. Esto aplica doblemente si ese alguien trabaja en el mismo campo que uno (no cagues donde comes, por así decirlo).

Lo que este otro investigador pasó por alto, en mi opinión, fue el hecho de que Whitley Strieber ya presentó su experiencia al mundo de los estudios, y que este está frustrado de que él, o eso, no esté siendo tomado en serio. Lo que puede ser llamado escalofriante, supongo, es ser suficientemente meticuloso y diligente para analizar la evidencia de una manera forense, checando las pantaletas metafóricas de la historia de Strieber en busca de manchas de semen proverbiales, y todo lo demás. En vista del reciente escándalo de David M. Jacobs, esta puede ser una desafortunada selección de metáfora, pero dejaré que el punto permanezca: es un trabajo sucio, etc.[1]

Strieber nos ha presentado muchos relatos de una experiencia que él insiste es real y que tiene un profundo significado para la humanidad. Si creemos lo que dice, si esto es real, en el sentido que sea, entonces requiere una atención seria, también conocida como: examinación y estudio.

¿Whitley quiere que tomemos sus experiencias seriamente? Muy bien. Aquí vamos entonces. 

¿Es un hecho curioso que Strieber y sus experiencias no sean estudiados como un caso de contacto extraterrestre? No, no realmente. La razón detrás de esto, creo que es, que al convertirse en el portavoz de sus propias experiencias, Strieber ha definido el contexto y enmarcado el debate para “el caso de Whitley Strieber”. El cuestionar su versión de las cosas, es visto como retarlo personalmente, una situación prohibida dentro de nuestra sociedad, especialmente cuando la persona ya se ha quejado públicamente de todas las “desagradables y malas” personas que lo han atacado, despreciado y  llamado mentiroso y loco, etc.

El resultado de toda esta manipulación es que el 90% de las personas que demuestran un serio interés en Strieber toman lo que dice con un valor aparente, absoluto y lo aceptan como el único, o al menos el principal, juez de sus experiencias. Y el 90% de los escépticos de las experiencias de Strieber, simplemente no lo toman en serio. Eso deja un margen muy pequeño para la investigación y la indagación. Pero, si Strieber y sus experiencias van a ser tomadas seriamente, necesitan ser abordados con una mente abierta, es decir, abierta a todas las interpretaciones posibles.  Someter sus relatos a un análisis rigoroso debe incluir aplicar la psicología a ellos, como lo he hecho yo. No hacerlo representa ignorar las posibles consecuencias de no hacerlo, como se evidencia en el cuestionable tratamiento del investigador de abducciones Davis M. Jacobs, y su manejo de la “secuestrada”, “Emma Woods” (un seudónimo), que Jeremy Vaeni y Jeff Ritzman ayudaron a salir a la luz pública a través de su podcast Paratopia en 2010, cuyo significado global fue que lograron exponer a respetados investigadores de OVNIS que fueron encontrados presionando a sus testigos para que apoyaran sus propias narrativas fantásticas.

Entonces, ¿qué es realmente escalofriante aquí? —¿Someter la metodología de una autoridad reconocida a escrutinio o las inconsistencias ocultas, o las patologías absolutas que dicho escrutinio podría revelar? Sugerir que el propio escrutinio es escalofriante es argumentar que la búsqueda no debe ser exhaustiva, no debe de avivar el fuego, y que no debemos formular las preguntas más delicadas. Pero aquellas preguntas que no debemos preguntar, son 9 de 10 veces, las preguntas que tenemos que preguntar, no importa cuán desagradable sea hacerlo. Tienen que ser preguntadas no para encontrar sus respuestas (puede no haber respuestas) pero para revelar que las respuestas que están siendo presentadas y aceptadas no son necesariamente las respuestas correctas, y exactamente por qué no lo son.

Es por eso que estoy dispuesto a aventurarme y decir que casi el cuerpo completo del trabajo de OVNIS ha tenido el enfoque equivocado: porque el enfoque ha estado centrado en los fenómenos percibidos (y las historias contadas), en vez del propio fenómeno de la percepción, y cómo y por qué estos fenómenos existen. He aprendido más de OVNIS en unos cuantos meses leyendo a Freud, Jung, Norman O. Brown, Donald Kalsched, Greg Mogenson and Julian Jaynes, que durante una década leyendo material de OVNIS. Así es como he terminado por enfocarme en el trauma psicológico como el factor determinante principal dentro del fenómeno del OVNI: porque es el factor determinante principal de la historia, y de la vida misma. El trauma le da forma a nuestras percepciones e informa los relatos que inventamos sobre lo que percibimos. El OVNI es uno de esos relatos que nos contamos a nosotros mismos que pueden ser llamados “universales”. Un mito moderno, en palabras de Jung.

Viajar hacia la psique (y el cuerpo) traumatizado, es en mi opinión, la meta tácita de la ovnilogía, y de toda disciplina, porque esta es la travesía de la conciencia. Toda la introspección humana, y toda la exploración exterior son variaciones de este mismo viaje fundamental para re-experimentar el trauma original. Perseguir arcoíris, conejos blancos, vellocinos de oro, Minotauros y esposos perdidos, son travesías para el cuerpo perdido de la infancia para desenterrar el cuerpo del cultivo vegetal, para descubrir, descubrir, descubrir, lo que está escondido en nuestro pasado para finalmente plantar nuestros pies en el presente. 

La neurosis es la inhabilidad de tolerar la ambigüedad

—Sigmund Freud

El investigador antes mencionado comentó en su blog sobre la importancia de decidir si vale la pena dedicarle tiempo y energía a cierto individuo antes de hacerlo. Respondí, exagerando tan sólo un poco, “Cómo distinguir el dharma del comportamiento obsesivo-compulsivo es el dilema de mi vida”.

Antes de que empezara a trabajar en lo que se convertiría en “El prisionero de la infinidad: trauma, transformación y Transhumanismo (una Psico-Historia por Whitley Strieber)”, estaba trabajando en un libro sobre autismo. Entonces algo pasó. Recibí un correo de un viejo asociado, refiriéndome hacia una página extraña, mother.strangled.info, especialmente hacia dos audios que atacaban mi persona pública (“Aeolus Kephas”) de una manera de lo más deconstructiva. El enfoque ostensible del sitio era Strieber (y de manera más específica su libro The Key); yo había atraído la atención de aquellos investigadores gracias a un artículo que escribí sobre Strieber en el 2008, que, por razones que nunca comprendí, ellos encontraban reprensible. Una descripción más completa de los hechos, en este enlace.

Mi otro asociado sintió que el sitio era intrigante y logró organizar una entrevista conmigo y uno de los del dúo de mother.strangled. Mientras tanto, me encontré regresando a la madriguera del conejo de Strieber, y compuse una serie de notas para mi blog. Releí un artículo del 2007 por el bloguero Dream’s End (Ty Brown) sobre Strieber, lo que me llevó a notar algo a lo que no le había prestado mucha atención, el documental The Changing Images of Man por el Instituto de Investigación de Stanford (Standford Research Institute) que lo comisionó. Para resumir una larga historia, comencé a encontrar evidencia de que las experiencias de Strieber y el ministerio público que él había establecido a su alrededor, parecían estar ligados a una agenda social e ingeniería religiosa mucho más grande.  Mi curiosidad despertó más, envié un par de correos a los asociados de Strieber, uno de los cuales era Jeffrey J. Kripal. Kripal respondió y me envió un ensayo que él había escrito llamado “The Traumatic Secret,” sobre el escritor francés George Bataille. El ensayo de Kripal trataba la conexión entre el trauma y lo espiritual, experiencias religiosas y físicas, incluyendo el tipo relatado por Strieber (abducciones alienígenas, etc.) Fue más o menos en este punto que el vórtice me jaló hacia él por completo.

El punto de esta recapitulación es que en ningún momento me di cuenta de que estaba tomando una decisión consciente al dedicar mi tiempo y energía a desentrañar el caso de Strieber o en encontrar las posibles conexiones con el panorama general. Tan sólo sucedió. Antes de que me diera cuenta, una respuesta “corta” al ensayo de Kripal se había convertido en una pieza de la extensión de un libro, un sitio web, una serie de diálogos de audio, unos mashups, y una colección creciente de arte e imágenes, que pueden ser vistas de manera serializada, por semana, en crucialfictions.com.

Entonces, ¿es esta una misión de vida o una compulsión obsesiva? El jurado no ha decidido aún. Una de las maneras en las que discierno la diferencia es por el tipo de respuestas que recibo. Hasta ahora han sido principalmente positivas. Pero aún me queda por saber lo que piensan Whitley o sus “amigos”, y en cierto sentido, esto es en primera y principal instancia para ellos.

 

Twitter del autor: @jakephas
 

[1] David M. Jacobs es un profesor de historia y un investigador de “abducciones extraterrestres” que realizó (y quizá aún realiza) regresiones hipnóticas a sujetos, cuyos métodos fueron expuestos en el 2010 a través de un texto acompañado por un podcast de Jeremy Vaeni y Jeff Ritzman. Para resumir una historia muy larga: Jacobs que no tiene licencia para ser un hipnoterapeuta, o cualquier tipo de terapeuta, fue grabado en una serie de sesiones “guiando” a su testigo (“Emma Woods”), mientras que esta estaba en un trance, para que esta participara en un escenario extravagante y llamativo con alienígenas, violaciones, amenazas de muerte, etc. Durante una sesión particularmente infame (que fue grabada), mientras Woods estaba en trance, él le pidió que le mandara sus pantaletas sucias. “Ni siquiera lo pienses” le dijo, “Sólo hazlo automáticamente. Sin problemas ni complicaciones”. Cuando Woods comenzó a cuestionar la versión de la realidad de Jacobs, el amenazó con acusarla de estar loca, que es lo que eventualmente hizo. Su compañero en la investigación, Budd Hopkins defendió a Jacobs, cómo lo hicieron también muchos otros miembros de la “comunidad de OVNIS”. Vean “Aliens Vs. Predators” de Jeremy Vaeni.