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Ambos países norteamericanos enfrentan los mismos problemas, resultado de las prácticas monopólicas del hombre más rico del mundo -en México- y de un grupo de empresas, en EU.

CARLOS-SLIM

Hace unos días, Carlos Slim Helú (hombre más rico del mundo y magnate de las telecomunicaciones en América Latina) ofreció una conferencia en la Biblioteca Pública de Nueva York. En algún momento, un grupo de manifestantes comenzó a reírse en el fondo del lugar hasta romper en carcajadas atronadoras; mientras el personal de seguridad los escoltaba fuera de la sala, los manifestantes tiraban billetes de Monopoly, el juego de mesa.

A pesar de que Slim hiciera su fortuna valiéndose de prácticas monopólicas en la instalación de las redes telefónicas y de Internet en México, el caso de Estados Unidos, con múltiples competidores en el rubro de las comunicaciones, no está tan alejado del comportamiento monopólico. Según Susan Crawford, profesora de la escuela de derecho de Cardozo, México tiene suerte de tener sólo un magnate monopólico; en Estados Unidos tienen muchos más.

 A decir de la investigadora, México está en los últimos lugares de los países de la OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico, integrada por 34 países miembros) en cuanto a la adopción de Internet de alta velocidad, y su inversión en redes es la más baja de todos los países de la OCDE. Sin embargo, los márgenes de ganancia de Slim superan por mucho el promedio de la OCDE.

Esto se explicaría porque en Estados Unidos, por ejemplo, diversas compañías se reparten el mercado a través de la aplicación de prácticas monopólicas de bajo impacto, por así decirlo: Comcast y Time Warner Cable tienen control casi total del acceso a Internet alámbrico de alta velocidad; su competidor más cercano, Verizon, está lejos de ser una amenaza. A su vez, Verizon y AT&T están enfocados casi completamente en el mercado inalámbrico; la última de estas compañías está tratando de convencer al gobierno de que el Internet inalámbrico debería estar disponible en cualquier sitio para todos los estadunidenses.

Sin embargo, durante su conferencia Carlos Slim dijo exactamente lo mismo sobre el caso mexicano. Esto se explica, según Crawford, porque la diferencia entre un Carlos Slim y cuatro compañías de cable e Internet en EU es extremadamente pequeña en cuanto a los efectos que provoca: "muchas empresas dominantes pueden tener el efecto de un simple monopolista simplemente actuando en paralelo para evitar que nuevos competidores aparezcan."

Según la investigadora, lo que ambos países necesitan es renovar la red hacia fibra. El acceso a Internet en ambos países es sumamente costoso, y desde una perspectiva global la competitividad de ambos se ve amenazada. Pero tanto las compañías de EU como Carlos Slim en México no tienen suficientes incentivos para promover un cambio de esta naturaleza. ¿Para qué hacerlo si el acceso a Internet en su estado actual les reditúa miles de millones de dólares? De eso se reían los manifestantes: de la filantropía de Slim, que si bien es repartición de dinero obtenido por fuentes legales --pese a quien pese--, los montos son ridículos en comparación con el desgaste y el secuestro de la competitividad de un país.

[Wired]