El peyote se encuentra entre las plantas más sagradas de la cosmogonía mexicana y específicamente huichola, los Wixáritari que habitan en el norte y noroeste del país. Entre los huicholes, el peyote es uno de los símbolos rituales más importantes, fundamental en sus tradiciones chamánicas y, en general, en su sistema de creencias con respecto a la estancia en este mundo.
Lamentablemente, en un mundo despojado de esos significados profundos, esta cactácea es vista solo como un alucinógeno, una droga meramente recreativa, una sustancia sin otro fin más que el estado alterado de conciencia que provoca.
Prueba de esto fue el aseguramiento que el pasado domingo hizo la Policía Federal de México de 198 kilogramos de peyote que siete personas trasladaban al estado de Nayarit. La detención se dio en el municipio de Charcas, San Luis Potosí, en el norte de México.
Como parte de una revisión de rutina, miembros del susodicho cuerpo policiaco, en colaboración con oficiales de la policía local, detuvieron la camioneta en la que viajaban estas personas. Al examinar su cargamento, los agentes descubrieron costales, bolsas y hieleras en cuyo interior se encontraban las cactáceas; al preguntar el origen de estas, el conductor solo respondió que obedecía a la petición de otras personas, quienes le habían solicitado que llevara esta carga a Nayarit.
Tanto las personas como el vehículo y el peyote decomisado fueron llevados ante las autoridades correspondientes.
También en Pijama Surf: «hueso de perro, revienta»: en memoria de Antonin Artaud
[Pulso]