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A pesar de leyes de fomento a la lectura, la UNESCO manda al fondo de la lista de lectura a México, cuya población lee aproximadamente 2.8 libros al año.

Imagen cortesía de CNN

El pasado Día Internacional del Libro trajo una terrible noticia y una que depende del cristal con que se mire. La mala es que en un listado de 108 naciones publicado por la UNESCO sobre índices de lectura a nivel mundial, México ocupa el penúltimo lugar; la que es un poco más relativa es la negación de amparo a la Librería Porrúa Hermanos, por lo que no quedará exenta de aplicar las regulaciones  sobre el precio único de venta al libro, un tema con muchas aristas.

En contraste con los bajos índices de lectura, el 41% de la población dedica su tiempo libre a ver televisión, mientras sólo el 12% dedican este tiempo a la lectura. 40% de la población nunca ha entrado a una librería, de las cuáles en México existe una por cada 200 mil habitantes. Más números: los senadores advirtieron que el índice de lectura de la población general disminuyó de 54.6% en 2006 a 46% en 2012.

Esto significa que el mexicano promedio lee 2.8 libros al año, en contraste con España (7.5) o Alemania (12). A pesar de esto, según la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), la tendencia negativa del número de librerías que en 2006 eran 42,045 y 39,999 en 2010 remontó en 2011 hasta alcanzar 40,345 establecimientos.

La Junta de Coordinación Política en el discurso afirma que la lectura y la educación son lo único que puede mejorar la formación cívica de los mexicanos; la controvertida ley de precio único al libro permitiría que las pequeñas librerías sobrevivieran a los descuentos y créditos que hasta ahora sólo habían tenido las grandes librerías (Sanborn's en primer lugar) al no permitir descuentos sobre el precio marcado. 

Luego de que la Librería Porrúa y otras vieran negado el amparo ante esta ley el día de ayer, legisladores e integrantes de la cadena del libro reiniciarán una sesión de diálogos para hacer modificaciones en materia de sanciones. Sin embargo, no se necesita ser un gran estadístico para preguntarse por la precisión de los instrumentos de medición para crear tendencias y rankings internacionales de lectura. ¿Cuántos son 2.8 libros al año? ¿Qué pasaría si dedicamos todo un año a leer, por ejemplo, El hombre sin atributos de Robert Musil? ¿Qué pasa si la gente que responde las encuestas considera el Reader's Digest como libro? ¿Qué hay de los que sólo leen cómics, pero tienen una tremenda cultura en este ámbito? ¿Dónde entran aquí los e-books?

La lectura es una enfermedad contagiosa que se propaga afectivamente. Las leyes pueden hacer su parte, pero la gente puede hacer mucho más haciendo recomendaciones puntuales y mostrando a otros la experiencia de cambio de vida que implica leer.

[Con información de Proceso]