El mercado de las telecomunicaciones en México acaparado por tres empresas
Por: Ana Paula de la Torre - 02/19/2013
Por: Ana Paula de la Torre - 02/19/2013
Difícil negar que las telecomunicaciones representan un motor fundamental dentro del desarrollo de un país. Y si bien en México la competencia en estos servicios comenzó en los años noventa, lo cierto es que existen aún grandes obstáculos para la competitividad. Por ejemplo la privatización de Telmex en 1990, y la ventaja que la empresa obtuvo mediante el acceso y uso de la infraestructura, el cableado, que existía en todo el país. A más de veinte años de este suceso Telmex sigue controlando el 80% del mercado en telefonía fija, el 70% en telefonía móvil y el 74% de internet fijo.
En el caso de la televisión abierta dos empresas acaparan la transmisión de canales privados, Televisa y Tv Azteca. En cuanto a la televisión de paga, Televisa ostenta el 48.9% de este servicio, ya que es partícipe o dueño de empresas como Bestel, Cablemás, Cablevisión y Sky. Y por si fuera poco, el 16.6% de este mercado pertenece hoy a la marca Dish, la cual cuenta con participación y gestión financiera de Telmex.
Tv Azteca de Grupo Salinas y Televisa poseen Iusacel y Unefon. Es en el sector de telefonía móvil en donde ha habido mayor penetración de usuarios y un poco más de competencia: a pesar de que Telmex mantiene el 70% de los usuarios, la empresa española Telefónica Movistar cuenta con el 21.8% del mercado. De 1996 a 2009 el crecimiento en este sector fue de 40%, en 2009 la tasa de penetración era de 78 usuarios por cada 100 habitantes, lo que representa una cifra altísima, sobretodo si consideramos que en nuestro país cerca del 36% de la población es rural.
En el verano del 2012 la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) publicó un reporte, acompañado de una serie de recomendaciones, sobre las telecomunicaciones en México –cuyas cifras retoma este artículo-. Dicho documento recalca que el principal obstáculo en nuestro país para la competencia en este sector, es que la institución reguladora, encargada de velar por la competitividad en el mercado, la Cofetel, no está facultada para imponer sanciones a empresas –en buena medida por la existencia de la figura del amparo, lo cual permite que las mismas puedan refutar dichos castigos respaldadas por el aparato judicial–. Tampoco está dotada para regular las tarifas que los prestadores de servicios imponen, o para obligar a que Telmex comparta la infraestructura que explota gracias a la privatización concertada por el ex presidente Carlos Salinas. ¿Cómo va a mantenerse el orden dentro de un juego en el cual el árbitro no tiene facultad real alguna?
En las próximas semanas legisladores mexicanos discutirán una reforma al sector de telecomunicaciones. Sobra repetir que este es un tema crucial para el desarrollo de México, pues el contenido de las radiodifusoras y televisoras crea cultura, el sector de telefonía móvil y fija constituye un vehículo vital para la operación cotidiana de un país, y el acceso a internet de banda ancha es una ventana abierta hacia el mundo de la información –que por su puesto debe ir acompañado de políticas educativas que fomenten la producción de prácticas y contenidos de calidad–. Una porción significativa del futuro económico y sociocultural de los mexicanos está en juego con esta reforma. De nosostros depende enterarnos de lo que sucede y exigir en el proceso transparencia, demandando que se coloque el bienestar por encima del cabildeo y las agendas corporativas.
Twitter del autor: @anapauladelatd