La artista estadounidense Emily Dutchman ha estrenado una serie de retratos presidencial que incluyen, todos, un elemento en común: tienen tetas distribuidas en distintos puntos del rostro. Aparentemente la idea surgió luego de que esta pintora se entretuviera incorporando pechos en retratos que hacía de sus amigos, y posteriormente evolucionó a estas obras, las cuales ya involucran un mensaje más allá que su simple pasatiempo inicial.
Básicamente esta serie de debate entre lo cómico y lo crítico, entre burlarse de los hombres más poderosos en sus respectivos países, y al mismo tiempo hackear lúdicamente figuras icónicas que generalmente están ligadas a entornos más formales. "Quería una serie a la cual la gente inevitablemente le asignara un sentido y una intención. Disfruto el hecho de que el proyecto genere polémica y discusión, pero que también pueda ser disfrutable desde un plano puramente humorístico".