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Finalmente son el reflejo de los humanos, por lo tanto, las caricaturas también son víctimas de trastornos psiquiátricos y psicológicos que afectan sus relaciones con los demás personajes de la trama. No importa el orden en que aparecen, todas tienen la misma importancia y el mismo trasfondo: una infancia disfuncional  o un evento traumático: los dibujos animados como un exorcismo mental y un ejercicio de identificación propia, externa y familiar.