Cuando una economía fluctúa entre la inestabilidad, el recorte de presupuesto y el empobrecimiento social, es necesario que los gobiernos miren hacia otro lado.
Doug Fine ha sintetizado una nueva teoría que podría ser la salvación del nuevo modelo económico actual de los Estados Unidos (y del resto del mundo). Según el autor de Too High To Fail: Cannabis and the New Green Revolution, la legalización de la mariguana no sólo supone una fuerte dosis de miles de millones de dólares a las arcas públicas, sino la creación de un nuevo sector económico que beneficio a millones de personas que se dediquen al cultivo y a la distribución de Cannabis. Además, Fine menciona que no sólo se aprovecharía el producto como una droga per ce, sino que también las fibras de esta hierba se podrían utilizar de diversas formas.
Doug basó su investigación en una granja del condado de California, Mendocino. El periodista narra que el 80% de esa región se sostiene económica gracias a la mariguana. Mientras el cultivo de uvas sólo recauda 74 millones de dólares, la mariguana logra obtener cifras variables que se traducen en miles de millones de dólares. Existen precedentes de cómo la legalización de sustancias prohibidas es una excelente vía para una economía sana. Cuando el alcohol estuvo prohibido en el siglo XIX y XX, el 70% de los ingresos federales provenían de la venta ilegal del producto.
En América Latina, el cultivo de mariguana genera más empleos y más ganancias que el maíz y el trigo, y esto sólo en los agricultores de “elite”. Además, si el biocombustible de las fibras de mariguana fuese explotado, podría significar un importante bio recurso de Latinoamérica.
Doug afirma que muchos estadounidenses comienzan a manifestarse en pro de la legalización. Sus argumentos tienen fundamento en que los daños que causa a la salud son mínimos en comparación a los que causa el alcohol. Un hecho que hay que reconocer del Cannabis, es la psicosis y la depresión que causa.
Para Doug, uno de los peligros de la mariguana radica, como en todo, en el consumo excesivo. “No conozco un solo alimento que no te dañe si lo consumes en demasía”, dice Fine.
“Incluso la Biblia menciona algo sobre el consumo, en el Génesis, en el verso 29: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.
