El espacio exterior está dentro de un estudio: haciendo nebulosas con lámparas
Por: Jimena O. - 07/02/2012
Por: Jimena O. - 07/02/2012
El artista suizo Fabian Oefner va creando con su trabajo metáforas visuales de un cosmos que cabe en unos pocos centímetros. Lo que el mismo llama "el espacio exterior dentro del estudio" sirve como una reflexión colorida de un principio místico de la naturaleza: que es posible ver lo que está a millones de años luz de distancia reflejado aquí con una estimulante fidelidad. Es una respuesta lúdica a la forma en la que el mundo se construye en la mente: como el niño que podría confundir la luna con una lámpara, o las estrellas con granos de arena.
En su trabajo Nebulae hace justamente eso, dibuja digitalment paisajes astrales en el espejo inferior de unas lámparas de fibra de vidrio. Estas explosiones astronómicas son obtenidas al enfocarse en las puntas luminosas de estas lámparas, tan populares en la década de los noventa. Oefner mueve las lámaparas en na habitación oscura para crear filamentos de luz. Luego crea compuestos empalmando varias de estas imágenes para simular el espacio exterior atestado de cuerpos celestes, particularmente las nebulosas, fábricas de estrellas de inusitada belleza. En realidad su trabajo es un libre juego de hacer fractales inexactos.
Oefner remarca: "lo que me gusta de este proyecto es cómo puedes crear un espacio ilusionista con medios tan simples, familiares a cualquiera". Esto es, encontrando el ángulo adecuado y el instrumento de percepción es fácil de ver una galaxia en un objeto cotidiano.
"Para mí, la fotografía es una herramienta analítica, muchas veces es la única forma posible de hacer visible mis experimentos, ya que la mayoría son microscópicos o de corta duración... Con la fotografía es posible magnificar estructuras pequeñas o congelar un momento que dura sólo un parpadeo", dice Oefner.
El talento de este fotógrafo para hacer de una cosa un cosmos, queda también patente en su proyecto Millefiori, en el que colocó ferrfluidos con acuarelas en un campo magnético. El resultado es una solución viscosa similar a un aceie de motor donde nadan soles iridiscentes, que a la vez evocan tejidos celulares.