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Trabajar mucho o poco, esforzarse o tender más bien a la pereza esperando que nadie lo note, podría depender de la presencia de dopamina en dos áreas muy distintas del cerebro: la que se asocia a la recompensa o la que percibe el riesgo.

¿Por qué algunas personas trabajan más que otras en el mismo medio laboral? Este enigma, que seguramente mantiene insomnes a gerentes y directivos, podría encontrar respuesta en la neurociencia, específicamente en los niveles de dopamina registrados en el cerebro de cada trabajador.

Lo anterior fue descubierto luego de estudiar los cerebros de un grupo de participantes con un método llamado tomografía de emisión de positrones, al tiempo que estos realizaban tareas tanto fáciles como difíciles con la promesa de recibir una compensación monetaria variable en función del trabajo realizado.

Los investigadores encontraron que las personas que pusieron más empeño en ganarse el estímulo liberaron también más dopamina en áreas del cerebro que, se sabe, están relacionadas con las sensaciones de motivación y recompensa (además de que la dopamina en sí se considera un neurotransmisor de la sensación de bienestar). En el caso opuesto, aquellas personas que, como Bartleby, prefirieron no hacer las tareas señaladas o hacerlas con desgano, sus niveles de dopamina se concentraron en la ínsula anterior, una parte del cerebro asociada a la percepción de riesgo.

Algo que sorprende a los científicos (entre los que se encuentra David Zald, de la Universidad Vanderbilt, en Texas) es que la dopamina tenga efectos tan dispares dependiendo de la zona cerebral donde influye, lo cual sugiere que sus niveles no bastan del todo para explicar sus consecuencias en el comportamiento cotidiano.

Pero más allá de cuestionar los hábitos laborales de cada cual, los investigadores piensan que estos resultados podrían encaminarse a delinear mejor los tratamientos que se destinan a personas con déficit de atención, depresión o esquizofrenia.

[Gizmodo]