El canibalismo sexual entre los animales, especialmente entre ciertos insectos como la mantis religiosa y la araña que por obvias razones se dio en llamar “la viuda negra”, es una práctica si no común ni plenamente explicada, al menos extensamente documentada. Además, entre dichas especies parece ser también un destino inevitable de los machos: que su vida termine cercenada por la hembra apenas consumado el acto copulatorio.
Sin embargo, existe un arácnido que desarrolló una estrategia para sortear tan fatídico mecanismo evolutivo, aunque no gratuitamente: a cambio de conservar la vida debe perder su miembro.
La especie en cuestión se conocen con la nomenclatura de Nephilengys malabarensis y es característica del sureste asiático (India, Filipinas, Indonesia, etc.) y su reproducción se da por medio de una “cópula remota”, es decir, el hecho de que su esperma sigue transfiriéndose a pesar de que el macho se desprende del palpo que funciona como pene, una emasculación que además incrementa la cantidad de inseminación en la hembra.
La reproducción y el pene a cambio de la vida, ¿un intercambio justo?
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