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El cruce de la literatura con el arte del tatuaje da como resultado increíbles síntesis de los libros que pueden llegar a marcar una vida; El Principito, El Club de la Pelea y otros, entre los favoritos.

El arte del tatuaje se ha inspirado, desde siempre, en diversas fuentes que ofrezcan motivos originales y personalísimos.

Por otro lado, si tomamos en consideración el valor regenerativo de la literatura, el hecho de que un libro puede, literalmente, cambiar nuestra vida, entonces resulta más que comprensible que haya personas que decidan marcar sus cuerpos justo con una referencia a esa obra que marcó su existencia.

Gente del sitio Publisher Weekly se dio a la tarea de buscar en dos de los sitios más nutridos en cuanto a documentación gráfica del tatuaje específicamente literario, Contrariwise: Literary Tattoos y The Word Made Flesh, para encontrar cuáles eran los libros favoritos para convertirse en ornamento corporal. Y si bien esto puede no ser un cálculo estricta o correctamente estadístico ni representativo, la pregunta es un buen pretexto para admirar algunos buenos ejemplos de lo que resulta al cruzar dos artes de por sí sorprendentes e imaginativos.

 

5. El Club de la Pelea, Chuck Palahniuk

Uno de las obras más interesantes de los últimos tiempos, El Club de la Pelea se convirtió desde su publicación y un tiempo después por su adaptación fílmica (David Fincher, 1999) en una de las llamadas obras de culto que a pesar de su aparente fracaso, conserva en torno suyo a una buena cantidad de adeptos que defienden sus méritos estéticos.

 

4. El Principito, Antoine de Saint-Exupéry

Para muchas generaciones esta obra ha sido la puerta de entrada a la literatura, un umbral sumamente generoso al que se han acogido miles y miles de lectores para ya jamás abandonar la esperanza que alimentan libros como El Principito. Además, los trazos del propio autor son más que idóneos para corresponderse con esa otra hoja en blanco que es la piel de una persona.

 

3. Where the Wild Things Are, Maurice Sendak

Este libro infantil es más que adecuado para estamparse en el cuerpo no solo por la viveza de su narración sino también por la expresividad de sus dibujos.

 

2. Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carroll

Otro felizmente previsible de esta lista: el clásico de Lewis Carroll que casi desde el inicio de su historia se ha identificado con las ilustraciones de  John Tenniel, lo cual no obsta para complementar estas con algunas inquietantes líneas de la narración carrolliana. 

 

1. Slaughterhouse-Five, Kurt Vonnegut

Sorpresivamente el primer puesto corresponde a Kurt Vonnegut, cuya novela Slaughterhouse-Five (traducida al español como Matadero Cinco) parece ser la preferida de muchos para llevar siempre tatuada en el cuerpo, probablemente porque el relato posee al menos dos frases sumamente breves y al mismo tiempo altamente significativas que, como mantras, parecen explicar sin muchas palabras la compleja realidad de la existencia: "Everything was beautiful, and nothing hurt" ("Todo era hermoso y nada hería", el epitafio del protagonista) y "So it goes" (algo como, "Así pasa", una fórmula de resignación repetida a lo largo de la novela ante situaciones de muerte y dolor). De esta última y de la forma que toma en la segunda fotografía, su portador, Morgan Karan-Harwin, explica: 

El tatuaje de “So It Goes” lo creamos mi amiga Leile y yo. La imagen es un triángulo consistente en piedra, papel y tijeras, representando los ciclos de éxito y fracaso, ganancia y pérdida, poder y debilidad, etc. Nada es nunca absoluto.

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