En Noruega existe una compañía de seguros, la DNB, que instaló un sistema de alarma en sus sanitarios para avisar a los encargados si uno de sus trabajadores lleva mucho tiempo dentro del baño. Esta, sin embargo, es apenas una medida de las muchas que, según parece, son bastante comunes en la nación nórdica.
Otra empresa obligaba a sus empleadas a portar un brazalete rojo cuando se encontraran en su período menstrual para saber así si necesitaban utilizar el sanitario con mayor frecuencia. Una más instaló un moderno sistema de registro en el que los empleados pasaban una tarjeta cada vez que utilizaban los servicios.
De acuerdo con el defensor de los derechos laborales de Noruega, Bjorn Erik Thon, “estos son casos extremos de monitoreo en el lugar de trabajo, pero son reales”. Aseguró además que las denuncias sobre este tipo de prácticas han aumentado en los últimos años.
Lo curioso de esta información es que provenga de un país que, como casi todos los de la zona, destacan por sus políticas progresistas en casi todos los ámbitos sociales. Quizá sea este un anuncio de que las prácticas propias de este sistema económico no conocen fronteras y lo mismo se pueden presentar en una nación como China que en un país supuestamente avanzado y de primer mundo.