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Después de treinta años y 145 millones de dólares en donaciones, la Iglesia de la Cienciología tiene por fin un lujoso y futurista búnker conocido como el “Edificio del Súper Poder”.

Que las religiones son, en esencia, un negocio sumamente lucrativo, ha sido una idea presente desde hace ya varios siglos y reforzada últimamente por no pocos escándalos en torno a instituciones religiosas lo mismo de renombre y antigüedad que otras surgidas casi de la nada pero con el suficiente talento para atraerse numerosos seguidores.

Este último es el caso de la Cienciología (Scientology), un culto más o menos reciente que en los últimos años ha destacado por contar entre sus miembros a destacadas personalidades del espectáculo estadounidense, quizá el más señalado Tom Cruise, pero también otros actores como John Travolta y Katie Holmes o el jazzista Chick Corea.

Y quizá un poco por estar asociada con estos nombres de grandes fortunas económicas es que la Cienciología se ha visto también como un gran negocio de jugosas ganancias.

En este sentido, aunque no se trate de una prueba concluyente ni un indicio certero sobre estos manejos esencialmente financieros de un credo religioso, mostramos a continuación el lujoso búnker que los adalides de la Cienciología han edificado en Clearwater, Florida.

Conocido como el “Edificio del Súper Poder” (Super Power Building), parte de su proyección estuvo a cargo del mismísimo L. Ron Hubbard, fundador de la religión, ya desde 1978, aunque fue solo hasta 1998 cuando esta meca por fin se completó, sin abrirse todavía al acceso público. “Después de treinta años y 145 millones de dólares en donaciones”, según asegura Tony Ortega en The Village Voice.

Y a juzgar por los resultados, los herederos de Hubbard no se sentirán defraudados por el tiempo y el dinero invertidos. Una construcción que en sus acabados va de lo lujosamente tradicional al fasto del bon vivant y la imaginería futurista de un hombre que creía en rituales extravagantes (y de altos costos económicos) para purificar la mente y el cuerpo.

 

[The Village Voice]