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Recurrentes entidades interdimensionales, ángeles o aliens fractales se presentan para el psiconauta que cruza la puerta del DMT, pero ¿qué son estos entes del espacio astral? ¿Meras fabricaciones de la mente o entelequias independientes en la infinita escalera de mundos de este universo holográfico?

Generalmente se considera que lo que una persona ve después de tomar una sustancia psicodélica es una alucinación y por lo tanto no es real. Y, sin embargo, cuando emergen patrones alucinatorios que se repiten, entidades recurrentes de estados alterados que no solo parecen ser independientes de la fabricación mental de un psiconauta sino que dan la impresión de ser más reales que las entidades que se experimentan normalmente, al ser energía pura o al tener tal fuerza, tal armonía cósmica (la divinidad desnuda con su cuerpo de luz y fractales), que hacen de esta realidad un pálida sombra, entonces empiezan a surgir las dudas y se abren los portales del misterio.

Diferentes tradiciones chamánicas hablan de entidades recurrentes que se presentan bajo la ingesta de ciertas plantas; así los huicholes hablan de Hikuri, el venado-peyote-maíz, dios trinitario de su comogonía; al ingerir  ayahuasca existen numerosos reportes de la presencia de una entidad maternal, que se conoce como Chacruna, transpersonalización de la planta que contiene DMT en este milenario brebaje; los mazatecos que ingieren salvia divinorum hablan de una entidad femenina, "La Pastora", "María", de la cual obtienen trances adivinatorios; en su saga antropofantástica, Carlos Castaneda habla de la presencia del espíritu del peyote, Mescalito y de los Seres Inorgánicos que habitan consistentemente mundos paralelos, como una especie de guardianes del conocimiento.

Pero quizás el más recurrente fenómeno de entidades alucinatorias que al menos simulan poderosamente su realidad independiente es a través de la ingesta del DMT. Esta poderosa molécula que en los últimos años se ha vuelto relativamente fácil de obtener —es el psicodélico más abundante en la naturaleza— es especialmente interesante ya que para acceder a estos umbrales interdimensionales donde habitan las entidades, no se necesita gran maestría en psiconáutica o chamanismo —aunque evidentemente ayuda, especialmente para poder asimilar la experiencia. La experiencia del DMT es similar al desdoblamiento corporal o a la proyección astral, donde en un instante (a la velocidad de la luz) se abandona la conciencia ordinaria y se penetra en este mundo encantado por demiurgos fractales:

«Así que te catapultas a este espacio. Está iluminado por una luz suave, algún tipo de luz indirecta que no puedes localizar. Pero lo que es inmediatamente asombroso y cautivador es que en este lugar hay entidades —están estas cosas, que yo llamo 'máquinas élficas autotransformantes', también las llamo 'balones de basquetbol enjoyados que se driblan sólos'. Son esto, pero no son nada de estas cosas. Lo que quiero decir es que tienen que entender: estas son metáforas  en el sentido más verdadero, lo que significa que son mentiras! Eh, es un balón de basquetbol enjoyado metamórfico, un elfo-máquina. Los llamo 'Tykes', porque tyke es una palabra que significa un niño pequeño, y me fascinó el fragmento 24 de Heráclito que dice: "El Eón es un niño que juega con pelotas de colores", y cuando te catapultas al espacio del DMT este es el Eón —es un niño, y está jugando con pelotas de colores, y estoy en la eternidad, aparentemente en presencia de esta cosa.

»Hay muchas de estas cosas, pero lo principal es que está sucediendo es que están involucradas en una actividad lingüística, para la cual no tenemos palabras, pero es un lenguaje visible. Están haciendo este viaje de lenguaje visible. Cuando prorrumpes a este espacio, ¡te reciben con una porra!».

Así describe el juglar psicodélico Terence Mckenna a las entidades del DMT, en lo que se ha convertido una versión pop de este misterio. Existen, por otro lado, numerosas descripciones de estas entidades, muchas de las cuales se asemejan a las descripciones de las abudcciones extraterrestres.

El reconocido farmacólogo David Nichols, presidente del Instituto Hefter, analiza este fenómeno en este corto video:

Nichols señala que su experiencia le indica que algunas de las experiencias cercanas a la muerte solo se pueden explicar a través de la extracorporalidad, algo que tiene una conexión con el DMT.

 "Probablemente hay seres conscientes que no se parecen a las formas de vida que conocemos, que pueden existir en otro plano que no percibimos. El universo es 95% materia oscura y energía oscura, ni siquiera entendemos lo que es la gravedad, así que la posibilidad de que existan inteligencias en otra longitud de onda o en otra dimensión o en otra frecuencia no creo que sea demasiado lejana. Cuando tomas una fuerte dosis de DMT, no estás procesando información sensorial que normalmente procesas, estás procesando cosas que vienen de otras partes del cerebro... no creo que sea imposible que existan inteligencias que de repente se den cuenta que el cerebro de esta persona [está abierta a esta comunicación]... en cierto sentido penetrando otra dimensión... No se cómo probarlo, pero tal vez las personas en estos estados están interactuando con seres inteligentes que existen en otro nivel que no está en este plano físico tridimensional".

En su ensayo "Angels/Archons/Agents/Aliens", Christopher Knowles escribe:

«Y luego están los Agentes, los componentes de Inteligencia Artificial que actúan como la policía secreta de la Matrix. Ellos han sido identificados como los arcones de Yaldaboath, cuando tiene mayor resonancia con las tres personalidades del Demiurgo: Yaldabaoth, Saklas y Samael».

Quizás aquí este la clave del misterio del DMT (y de la conciencia). Mckenna ve a una entidad tecnomágica, un elfo mecánico, similar a una inteligencia artificial que está construyendo —con el Logos, el código de la programación— la Matrix. El Demiurgo, el diseñador de la Matrix, o del sistema de control planetario, tiene diferentes personalidades, y a veces se representa como el trickster, el diablo, la madre amorosa, etc. Sus agentes, los ángeles, los entes, son a veces mensajeros y maestros; otras veces son cadeneros, inexorables guardianes de las joyas del paraíso. 

Dennis Mckenna manifiesta su perplejidad  en el documental The Spirit Molecule, sobre por qué el ser humano "tiene un detector de la divinidad en el cerebro". El Dr. Rick Strassman cree que el DMT se secreta en la glándula pineal, milenariamente el asiento del espíritu, el tercer ojo, modernamente llamado "el micro star gate".

¿Es posible que las entidades que aparecen en los viajes enteógenos sean los reguladores de la realidad que experimentamos, a todo esplendor y truco, probándonos para ver si somos merecedores de ver a través del Ojo de Dios?

Twitter del autor: @alepholo