Intoxicaciones masivas, casos de envenenamiento, escándalos y denuncias son todos elementos que forman parte el escenario alimenticio de China. Las severas deficiencias en materia de salubridad y reglamentación en torno a la producción de alimentos en este país, ha generado una verdadera crisis que pone en riesgo la salud de millones de habitantes que diariamente se exponen al nauseabundo azar de ingerir comida altamente nociva, ya sea por contaminación de bacterias o por la presencia de aditivos empleados para acelerar el crecimiento y tamaño del ganado.
A pesar el endurecimiento de las medidas de salubridad que impuso el gobierno chino en 2008, tras la muerte de seis niños y la intoxicación de 300 mil más que bebieron fórmula de bebé contaminada con melamina, lo cierto es que los avances en esta materia son apenas simbólicos y el número de escándalos es cada vez mayor y más bizarro. Tan solo en abril pasado más de 500 concurrentes a una boda sufrieron una severa intoxicación por comer alimentos contaminados, y la mayoría de ellos necesitó de atención hospitalaria.
Pero tal vez el clímax de la surreal toxicidad en los alimentos de China ocurrió hace un par de meses cuando una mujer de Shangai reportó que había dejado un trozo de carne cruda de cerdo en su cocina, a medianoche despertó y pudo observar que la carne emitía una luz azul fluorescente. Los expertos atribuyeron el estrambótico fenómeno a una bacteria que brilla en la oscuridad.
Finalmente el gobierno chino parece haber comprobado que de no resolver pronto la situación, inevitablemente perderá confianza y legitimidad ante sus gobernados. Tal vez por está razón el mes pasado la suprema Corte emitió un comunicado en el que afirma que “la seguridad alimenticia afecta los intereses y la calidad de vida, la estabilidad social, el futuro del socialismo con las características que manifiesta en China”. El comunicado estuvo acompañado del anuncio que los crímenes relacionados con la seguridad alimenticia serán castigados con la pena de muerte.
[LA Times]