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Un grupo de personas con una variación genética no necesitan casi dormir y no resienten el poco sueño; científicos empiezan a estudiar a este grupo élite de personas de sueño corto

Como si fueran parte de una raza superior -búhos de la noche  y a la vez  aves del amanecer- un grupo pequeño de la población no necesita casi dormir. Entre el 1 y el 3% (aunque esta cifra podría ser menor) de las personas pueden ser consideradas naturalmente de sueño corto ("short sleepers" en inglés). Estas personas típicamente se duermen después de la medianoche y se despiertan antes del amanecer, necesitando menos de 6 horas de sueño,  y sin tomar café, cocaína, té, bebidas energéticas u otro tipo de estimulante y pasan el día de manera energética, en un estado de ánimo elevado, activos, sin tomar siestas.

Científicos empiezan a estudiar a este tipo de personas y a documentar sus características. "No existen muchos casos aunque existen muchas personas que piensan que son de sueño corto", dice el psiquiatra de la Universidad de Pittsburgh, Daniel J. Buysse. Al parecer de cada 100 personas que creen que sólo necesitan 5 o 6 horas de sueño, sólo el 5% en realidad sólo necesitan esta cantidad, el restante 95% podría acabar con un desorden de privación de sueño crónico.

Algunos estudios sugieren que algunas persona de sueño corto podrían tener hipomanía, una forma moderada de manía que se caracteriza por el pensamientos acelerados y pocas inhibiciones. Otras de las características -en apariencia envidiables- de este grupo son: el optimismo, la velocidad mental, generalmente son de complexión delgada, tienen un alto umbral al dolor, tienen múltiples intereses y pueden hacer muchas cosas a la vez.

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El Dr Ying Hui Fu de la Universidad de California-San Francisco ha descubierto una varación genética en las personas de sueño corto. Estudiando a una madre y a una hija que duermen naturalmente sólo 4 horas al día, Fu descubrió una variación en el gen hDEC2. Replicando esta variación en ratones de laboratorio, descubrieron que los ratones con esta variación necesitaban menos tiempo de sueño. Esta investigación en un futuro podría permitir al ser humano hacer algo que aunque parece que puede ser aprendido, difícilmente se logra sin efectos secundarios, dormir menos, tener mayor actividad y no resentirlo. Quizás aislar y alterar el gen Da Vinci, como tentativamente podríamos llamar a este gen.

Un tercio de los estadounidenses viven con déficit de sueño; la privación del sueño, según un estudio, amplifica la actividad en la amígdala, el centro emocional primitivo del cerebro humano, revirtiendo al cerebro a un modo de operación más básico.

[Wall Street Journal]