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A diferencia de la mayoría de mamífero el pene entre los humanos carece de estructura ósea; esta y otras diferenciaciones entre personas y animales se deben a la pérdida de 510 secuencias genéticas a lo largo de nuestra historia.

Tal vez la mejor ruta para entender que es lo que hace diferente al ser humano del resto de los animales este en aquello de lo que carecemos, genéticamente hablando, sobretodo si tomamos en cuenta datos como el que compartimos el 96% de la estructura genética con, por ejemplo, los chimpancés. De acuerdo a una investigación realizada por un equipo de científicos del Instituto médico Howard Hughes y la Universidad de Stanford, a lo largo de su evolución, el ser humano ha perdido diferentes fragmentos de ADN que han reforzado la diferencia entre una persona y el resto de las especies animales. En pocas palabras, el silenciamiento de algunas porciones de nuestro mapa genético es lo que finalmente nos ha hecho humanos.

Este desarrollo caracterizado por la supresión de al menos 510 secuencias genéticas, proceso mediante el cual se consolidó nuestra diferenciación como seres humanos, ha tenido consecuencia fisiológicas, como por ejemplo el hecho de que los hombres no tengan un hueso en el pene, a diferencia de la gran mayoría de mamíferos, o que algunas regiones de nuestro cerebro hayan crecido a un ritmo mucho más acelerado que el de los primates, o incluso el que no estemos equipados con bigotes sensoriales como los que utilizan los felinos.

Al parecer la mayoría de esta pérdida evolutiva de porciones en nuestro mapa genético se registró hace por lo menos hace medio millón de años, pues ya desde el Neandertal se registraba su ausencia. “La mayoría de esta regiones también han desaparecido del genoma del Neandertal, lo que indica que la supresión tuvo lugar hace más de 500.000 años” afirmó David Kingsley, uno de los investigadores que participaron en este estudio, el cual fue publicado recientemente en la revista Nature.

[Nature]