Un nuevo sistema de sensores llamado "sensor tricorder" (en homenaje a Star Trek) permite a sus usuarios escanear con sus teléfonos móviles la localización de cámaras de circuito cerrado y micrófonos y recibir información de cómo y hacia dónde se está enviando esa información.
La tecnología está siendo desarrollada en la Universidad de California, en Davis, por la Universidad de Washington y por Intel.
Cada aparato lleva una pantalla que despliega un código QR (Quick Response), un código de barras bidimensional que puede ser leído por la cámara de un smartphone. Cada 5 minutos el sistema de sensores genera un nuevo código QR que codifica un reporte de privacidad detallando si te están grabando y si el material está siendo almacenando. El reporte incluye actividad pasada en el sensor, por lo cual puedes checar si has sido monitoreado antes.
Simon Davies, de Privacy International, cree que el sistema tiene mucho potencial para asistir en la protección de la privacidad pero que invita a nuevos riesgos, ya que la policía o compañías de seguridad podrían exigir que se desarrollen nuevos aparatos para pasar desapercibidos o una exención de responsabilidades legales. Por otra parte también podrían hacer difícil que se instalen sensores de QR en aparatos móviles para desalentar a los usuarios o formar alianzas con empresas para que estos no suceda.
De cualquier forma esta tecnología tiene, algo que es raro, un uso que parece dar poder a los ciudadanos y no a los gobiernos y a la milicia, algo que ciertamente celebramos como un hack cultural, aunque proviene de organismos que son parte de la estructura paradigmática que promueve la hipervigilancia. Claro que sería todavía mejor un aparato capaz no sólo de detectar la vigilancia sino de desactivarla: de hacernos escabullir del ojo ubicuo del Gran Hermano.