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Un misterio que en un principio podría ser una simple curiosidad, que los seres humanos no podemos caminar en línea recta si se nos cubren los ojos, se revela como una interrogante de proporciones cósmicas.

Por más que lo intentes, si caminas con los ojos cubiertos, caminarás en círculos. No importa quién seas, si eres humano no podrás mantener una línea recta cuando caminas sin un punto de referencia. Esta extraña tendencia circular en los seres humanos ha sido probada científicamente. La investigadora alemana Jan Souman probó con distintos sujetos en distinto sitios —en la playa, en el desierto, en el bosque— y todas las persona con los ojos tapados caminaron en círculos.  La investigadora también hizo los experimentos con sujetos con la vista descubierta y se dio cuenta de que el clima influye: los sujetos que caminaron en climas nublados sin un punto de referencia —como el sol, la luna o una montaña— tampoco pudieron mantener una línea recta.

Existen diversas especulaciones sobre por qué sucede esto. Algunos sugieren que se debe a que las personas tienen un lado dominante y esto es una forma de ser zurdos o derechos. O que tenemos una pierna más grande que la otra o apéndices más grandes. O tal vez es un reflejo de que nuestros hemisferios cerebrales emanan diferentes niveles de dopamina. Pero asegura la investigadora alemana que ya ha probado estas y otras teorías y ninguna es certera, por lo cual está trabajando en un acercamiento multicausal al enigma.

Los lectores de esta nota en el sitio NPR  sugieren que tal vez el fenómeno podría tener que ver con el campo magnético de la Tierra y con la dirección de su movimiento de rotación. Otros lectores existencialistas dicen que tal vez es simplemente la prueba de que la vida es absurda o que es un metáfora de la humanidad (o acaso del eterno retorno y de la naturaleza cíclica del universo —¿de que vivimos dentro de un laberinto, de una paradoja?) (¿otros animales también dan vueltas si se les priva de un sentido referencial?).

Otra teoría un poco más licenciosa se esboza aquí: todo está girando, no solo los planetas y las estrellas, las células y los átomos están girando en vórtices y espirales, el vacío mismo está compuesto de una energía giratoria o arremolinada. El mismo Nikola Tesla buscaba "utilizar la energía del remolino", del movimiento angular, para con ella "desaparecer y crear materia", como si se tratara de la energía del punto cero, la energía primordial del vacío. Escribió Tesla:

«It appears, then, possible for man through harnessed energy of the medium and suitable agencies for starting and stopping ether whirls to cause matter to form and disappear» "Parece entonces posible para el hombre, a través de la energía obtenida del medio y los agentes adecuados para iniciar y detener los giros del éter, hacer que la materia se cree y desaparezca"]. 

El autor de este post en el sitio Reality Sandwich especula que la misma fábrica del tiempo-espacio está compuesta de ondas etéreas oscilatorias -escalares- similares a la descripción de los chakras, como vórtices giratorios.

"En realidad el movimiento vorticial sería una transición dimensional o un descenso del espacio infinito al espacio en 3D [...], así que la dulidad opositoria entre el vórtice o chakra es el puente entre lo real [...], el espacio primordial y nuestro mundo y de regreso (la verdadera "carrera espacial"). Es el motor de la creación y la destrucción".

Obviamente este es el terreno-torbellino de la imaginación metacientífica, pero resulta resonante: la rotación, la espiral, el auto-vórtice como movimiento primordial de creación y destrucción. En este sentido, cuando dejamos de dirigirnos hacia un referente en el espacio externo, ¿es posible que caigamos de manera natural en este movimiento circular, en esta espiral interna dentro de cada partícula que es una órbita microcósmica de  las esferas celestes? Y por esto caminamos sin razón aparente, todos, inevitablemente en círculos, porque así se está moviendo el universo.