En una fehaciente prueba más de cual es la fuerza que controla las cosas en México, se ha registrado un hecho insólito en Ciudad Juárez, una de las ciudades fronterizas con mayor nivel de violencia en este país. Ante la flagrante incapacidad del gobierno para ejercer su papel, es decir para gobernar, y con la eufórica evolución del narcotráfico como el pulso dominante de la situación en diversas ciudades de México, el Diario de Juárez publicó una editorial en la que abiertamente pregunta a los narcotraficantes que es lo que necesita hacer para salvaguardar la integridad de sus reporteros.
Y si bien no es un secreto que la práctica periodística en México se encuentra en jaque desde hace ya algunos años a causa de la amenaza que representa el denunciar información sobre el narcotráfico, un fenómeno de alta relevancia a nivel económico, social, de seguridad social, e incluso cultural, este gesto del Diario de Juárez no deja de sorprender a propios y extraños.
"Señores de las diferentes organizaciones que se disputan la plaza de Ciudad Juárez: la pérdida de dos reporteros de esta casa editora en menos de dos años representa un quebranto irreparable para todos los que laboramos aquí y en particular para sus familias"
"Ya no queremos más muertos. Ya no queremos más heridos ni tampoco más intimidaciones. Es imposible ejercer nuestra función en estas condiciones. Indíquenos, por tanto, qué esperan de nosotros como medio".
"Esta no es una rendición. Como tampoco significa que claudicamos al trabajo que hemos venido desarrollando. Se trata de una tregua para con quienes han impuesto la fuerza de su ley en esta ciudad, con tal de que respeten la vida de quienes nos dedicamos al oficio de informar".
"Para los que estamos al frente de esta empresa editora, si bien nuestros objetivos y misión de bien informar a la comunidad siguen siendo los mismos de hace 34 años, en estos momentos no le hallamos sentido a seguir poniendo en riesgo la seguridad de tantos compañeros para que sus vidas tan valiosas sean utilizadas como vehículos de mensajes, cifrados o no, entre las diversas organizaciones, o de éstas hacia las autoridades oficiales", apuntó.
"Hasta en la guerra hay reglas. Y en cualquier conflagración existen protocolos o garantías hacia los bandos en conflicto, para salvaguardar la integridad de los periodistas que las cubren. Por ello les reiteramos, señores de las diversas organizaciones del narcotráfico, que nos expliquen qué quieren de nosotros para dejar de pagar tributo con la vida de nuestros compañeros".
"Desde que comenzaron a aparecer estos mensajes en mantas o pintas sobre paredes, El Diario no lo ha tomado como un juego, sobre todo porque han demostrado tener veracidad, ya que varias de estas advertencias se han cumplido".
"Han sido tantos los ofrecimientos, tantas las promesas de que el caso se aclararía sin que ninguno resultara cierto, que si a estas alturas nos presentaran a un presunto responsable del crimen lo primero que haríamos sería pasarlo por el tamiz de la duda", expresó.
"El periódico no se va a conformar de buenas a primeras con el primer indiciado que le aseguren se trata del autor del atentado contra 'El Choco', porque contamos con información de que se anda buscando un 'chivo expiatorio' para cargarle la culpabilidad de este crimen que para nosotros es tan delicado".
La editorial se publica en reacción al reciente asesinato del fotógrafo de 21 años, Santiago orozco, quien fue victimado hace cuatro días en un centro comercial. Anteriormente, en 2008, el reportero Armando Rodríguez Carreón, quien cubría la fuente policiaca, también fue asesinado.