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¿Cómo surgió ese mito moderno que son los Iluminati? ¿Acaso son los avatares de la paranoia de un opiómano británico? ¿O la cortina de humo de una verdadera conspiración planetaria?

¿Vivimos en un mundo de fantasía, como en Alicia en el País de las Conspiraciones, muchos de nosotros consumiendo un cuento de hadas para adultos? Un mito moderno con una misma narrativa que se adapta para acomodarse a nuestros temores y creencias y simpre transforma nuestro mundo. El mito de los Iluminati, de una sociedad secreta única y ubicua, omnipotente y omnividente (como el tenebroso ojo que todo lo ve), que controla el destino de nuestra civilización. Meta-masones que conspiran detrás de las sillas de poder e infiltran las mentes y las organizaciones de los altos funcionarios del gobierno para manipularlos y así conseguir su maquiavélico plan maestro... Es después de todo un mito arquetípico que se empalma con la creencia en la existencia de entidades demoniacas, y hoy en día con los extraterrestres. La pregunta en este caso es sí los Iluminati, u otros grupos conspiratorios todopoderosos, son manifestaciones de esta área cerebral reptiliana que ahora proyecta sus miedos de forma psicosocial, también como mecanismos de defensa de nuestro ego impotente de enfrentar su sombra –narrativas para hacer la realidad llevadera- o en realidad son las manifestaciones superficiales de una verdadera y profunda energía oscura, que controla nuestro planeta y en este caso representada entre los hombres por una o varias sociedades secretas que conspiran para materializar su teleología de la historia.

El escritor Mike Jay, investigando el origen de los Iluminati, llega a la conclusión de que esta sociedad es la continua reencarnación de la teoría conspiratoria de un hombre paranoico, opiómano y altamente dogmatizado, que proyectaba sus creencias al mundo que le rodeaba.

John Robinson contribuyó más de mil páginas a la Encyclopaedia Britannica, y sin embargo pasaría a la historia por otro libro Proofs of a Conspiracy against all the Religions and Governments of Europe, el cual acabaría sentando las bases para una version de la realidad que suscribe a una conspiración total. La primera edición en 1797 se vendió en pocos días. En este libro Robinson, un respetado catedrático de la Universidad de Edinburgo, introdujo a la Europa de fin de siglo la conspiración más grande de la historia.

Robinson describe a los Iluminati de Bavaria, fundados por Adam Weishaupt en 1776, como una sociedad secreta con el plan de crear una tiranía de las masas bajo el control invisible de unos superiores desconocidos, la cual llevaría a una nueva era de oscuridad pendiendo sobre el mundo entero. Los Iluminati fraguarían este plan infiltrando a los masones y poco a poco a todos los gobiernos del mundo.

Robinson, según Jay, tocó una fibra sensible, plausible para muchos como respuesta a las grandes preguntas de la época ¿qué había causado la revolución francesa y, si había habido un plan detrás de su sangriento progreso? Danton, Robespierre, y los demás líderes jacobinos habían seguido el camino de la guillotina, lo que los eliminaba como posibles titereteros. Robinson en su libro proponía que los agentes de la revolución en realidad habían sido peones de un juego mucho más grande. Lo cual encajaba perfectamente en la mente de aquellos que querían ver un orden secreto en las cosas, orquestando un plan entre el caos. (Justamente la máxima masona es esa: orden a través del caos).

El poder de la revelación de Robinson es que identificó entre todos los rumores y las múltiples conspiraciones (algunas verdaderas) de su época, un único protagonista, una sola ideología y un solo plan que cristalizaba el caos en un drama concertado y elevado a una lucha épica entre el bien y el mal. La telenovela cósmica que acompaña y captura nuestra psique.

Una conspiración tan vasta como la delineada por Robinson necesitaba una cabeza dominante, un rol para el que encajaba a la perfección, Adam Weishaup, el profesor judío de la Universidad de Ingolstadt convertido en jesuíta, fundador de la orden de los Iluminati de Bavaria en 1776, la cual fuera prohibida en 1784; el gobierno de Bavaria calificó a los Iluminati de "sediciosos", haciendo ilegal formar parte de cualquier sociedad secreta. Aprentemente se habrían interceptado cartas en las que se planeaba la revolución francesa. Weishaupt después de esto paso relativamente a la sombra. En este vacío se contruyoó la idea de la mega-conspiración. Por una parte los nombres portentosos de los miembros - Spartacus, Cato y Pitágoras- así como las publicaciones de la obra de Weishaupt, con ideas similares a ls embanderadas por la revolución francesa, hacían parecer a los Iluminati como no solo confinados a Bavaria. Por otra parte la exposición de la sociedad secreta de Weishaupt inflamaba las sospechas de la existencia de grupos masónicos que operaban en la somba a través de la infiltración y cuyas ideas de destruir el gobierno y la religion, y perfeccionar la naturalez establecida evidentemente amenazaba en el orden establecido. De aquí se puede extrapolar una curiosa hipótesis que aparece también en la obra de Robert Anton Wilson, la posibilidad de que los que verdaderamente están o estaban en control alimentaron la conspiración de los Iluminati para distraer la atención o al menos para dar un ejemplo represivo (la conspiración de hacernos creer en una conspiración). Y la pregunta inevitable, en la era de la desinformación, ¿John Robinson trabajaba para los Iluminati? ¿o Mike Jay?

Según Mike Jay, para otra persona Weishaupt habría sido sólo un símbolo de las fuerzas que se estaban reconfigurando en Europa, pero para Robinson se convirtió en su causa literal; el centro de una red de eventos invisibles. Jay cree que tal vez esto tiene que ver con que Robinson tomaba opio para aliviar una misteriosa condición que le emanaba de sus testículos (mientras Cooleridge y De Quincey escribían obras literarias inmortales bajo la influencia de la amapola, Robinson fraguaba la conspiración de los Iluminati).

John Robinson era también masón, miembro del rito escocés, al que nunca había dado tanta importancia, y al que consideraba como una distracción, sin embargo, en sus viajes, había descubierto que no todas las logias masónicas eran tan inocuas como la suya. Robinson describe las logias continentales, como “escuelas anti-religiosas”, “llenas de celo y fanatismo” y “licensiosas,”, con miembros perturbados por la obra de Jacob Boehme, de Swedenborg, de magos, exorcistas y rosacruces.

Según él, el químico francés Lavoiser – al igual que el químico Joseph Priestly- era un maestro iluminista, trabajando con logias masónicas para esparcir la doctrina del materialismo que subyace al nuevo orden ateo mundial. En su libro cita que en los salones del Baron d’Holbach se utilizaban los cerebros de niños para intentar aislar la fuerza vital (quizás esto se haya pervertido a la moderna creencia de que los Iluminati, vía Aleister Crowley, realizan rituales satánicos con la sangre y los cuerpos de bebés).

Poco después de Robinson, surgió el jesuíta Abbé Augustin con su libro Memoires pour Servir a l’Histoire de Jacobinisme el contibuyó en esparcir el meme de la consiración Iluminati. Barruel escribe que el caos aparente de la revolución francesa fue premeditado por un grupo de hombres que movían los hilos de esta conspiración y que todo lo que sucedió fue el resultado de sus planes. Incluso la guillotina, había sido diseñada por el Dr. Guillotine, un famoso masón, en la forma del triángulo masónico.

Más que en su país, el libro de Robinon prendió en Estados Unidos donde los federalistas lo presentaron como evidencia de la agenda detrás de slogans como la democracia. Thomas Jefferson fue acusado de ser parte de los Iluminati,y lo cierto es que Jefferson sí admiraba la obra de Weishaupt y que los orígenes masónicos de los Estados Unidos, en Franklin, Washington y Adams, son indiscutibles.

La version IIuminati de la historia sigió su paso a través de la John Birch Society que mantiene que los Iluminati son los ancestros del movimiento comunista.

En 1919 Nesta Webster publicó una serie de artículos basados en los “Protócolos de los Sabios de Sion”, en los que sostenía que los Iluminati eran una cortina de humo: los verdaderos conspiradores son la mafia banquera judía, cuya agenda había sido expuesta en los Protócolos. En la actualidad muchos sostienen que los iluminati son los Rotshchild y los Rockefeller, familias de banqueros de extracción judía que ocupan poderosos puestos en el orden mundial. Otros más dicen que los Iluminati son los jesuítas, que controlan, junto con los caballeros de Malta, al Vaticano y al mundo entero.

El mismo Winston Churchill fue influido por esta conspiración, reconociendo el trabajo de la Sra. Webster en trazar la línea conspiratoria en contra de la civilización.

Aquí las cosas se ponen difusas, el mismo Kennedey en un famoso discurso reveló la existencia de una inmensa sociedad secreta monólitica, que utiliza la infiltración y la intimidación, y que abarca todos los sectores de la sociedad. Algunas personas dicen que por esto Kennedy fue asesinado.

Como todos sabemos Kennedy murió de forma que aún no ha sido esclarecida, todo indica que asesinado por una compleja conspiración. Así que surge la pregunta , ¿qué sociedad monolítica está describiendo de forma peligrosa el presidente Kennedy?

Por una parte parece absurdo creer en la predominancia de la conspiración de los Iluminati como la gran conspiración mundial, por otra parte parece absurdo no creer que existen varias conspiraciones, varios grupos con una historia en común que de alguna u otra forma detentan el poder político y económico del mundo. Pero esto es natural, parte de nuestra historia, Roma, Grecia, Egipto, en todos lados habían conspiraciones. La pregunta es si la historia es la historia de muchas conspiraciones luchando o de una meta-conspiración que se oculta nominalmente como masones, Iluminati, rosacruces, templarios, hermandad de la serpiente, Bilderberg, etc. que representa a un poder planetario de origen superior al humano. La diferencia es una diferencia de narrativas, ¿en que narrativa quieres vivir, en aquella donde existen los aliens y los dioses que manipulan la realidad? o ¿en la que son los hombres los que controlan su destino? ¿O tal vez podemos mezclar un poco de las dos líneas narrativas, dioses y extaterrestres y hombres de negro y hombres con togas, conejos interdimensionales y princesas del centro de la galaxia, con la posibilidad de pasar al siguiente nivel del juego de realidad virtual y convertirte en Iluminati o, mejor, en dios?

Nada es cierto; todo es posible...

Via Brainwaving

Twitter del autor: @alepholo