*

Mutaciones genéticas y salto en la biodiversidad del planeta así como extinciones masivas están ligada a un movimiento cíclico del Sol en el plano galáctico.

Las culturas que, con una amplia visión cósmica, tuvieron la elevación para voltear a la galaxia y ver en ella un símbolo de la divinidad (o de la diosa madre) tal vez tenían un alcance que nosotros apenas empezamos a entender. Por distintos sitios se empieza a confirmar que la galaxia tiene una estrecha relación con la vida de nuestro planeta. Por una parte algunos científicos proponen a las nebulosas galácticas como la fuente más probable para la formación de las bases del ADN, el biosello común a todos los seres vivos de nuestra Tierra y quizás allende. Y por otra parte, se ha encontrado una relación entre los ciclos de la órbita galáctica del sistema solar y el aumento en las mutaciones genéticas en nuestro planeta dando lugar a una mayor biodiversidad.

Nuestros sistema solar tarda cerca de 226 milones de años en dar una vuelta completa alrededor de la Vía Láctea. Además de alejarse y acercarse de la Vía Láctea, nuestro sistema solar tiene un movimiento hacia arriba y hacia abjo en el plano galáctico que dura 64 millones de años.

Investigadores de la Universidad de California, en Berkely, descubrieron a través de fósiles marinos que la biodiversidad aumenta en ciclos de 62 millones de años. Al menos dos de las grandes extinciones masivas de la Tierra encajan con este ciclo y además no pueden ser explicados por la teoría de la evolución común.

Nuestra galaxia está siendo empujada por la gravedad hacia el cúmulo de Virgo, esto genera una onda de choque que produce una buena cantidad de rayos cósmicos. Aunque el sistema solar está protegido de estos rayos por el campo magnético de la galaxia, cada 64 millones de años que se va por encima del plano galático se desprotege.

La exposición a los rayos cósmicos podría afectar los organismos de la Tierra propiciando un ritmo mayor de mutaciones genéticas e interferir con la habilidad del ADN de repararse. Este proceso podría dar lugar a nuevas especies y matar a otras.

Esta teoría, aunque con ciertas diferencias, es similar a la idea de Paul Violette quien ha relacionado los ciclos de cambio climático y extinción maisva con lo que llama super olas galácticas que serían emitidas más o menos cada 10 mil años provocando explosiones de rayos cósmicos y partículas de alta energía por un periodo que va de los cientos de años hasta mil o dos mil años.

Por cierto, no existe evidencia de que de estos marcociclos se sincronicen con el 2012; la conjunción entre el Sol y el centro de la galaxia de la que se habla en ese caso es solamente un fenómeno astrológico, en un plano simbólico (como un metalenguaje de la relación bioantropo cósmica).

De cualquier forma, más allá de la ilusión de trascender la condición humana a través de una misteriosa fuerza cósmica, queda claro que nuestro destino, como vislumbró Pitágoras, siempre está sujeto a la música que toquen las esferas.

Vía Daily Galaxy