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Del celuloide a la bioquímica: el cine comercial podría comenzar a manipular el punto G neuronal para garantizar tu exitación desbordada y su éxito en taquilla

neurocinema marketing

El llamado séptimo arte se caracteriza por fusionar recursos del resto de las prácticas artísticas en torno a una narrativa (o a la carencia/trascendencia de la misma). Esto lo convierte en un gran candidato para moldear, o detonar azarosamente, una viva mezcla de emociones en el espectador, por encima de otras expresiones de la creatividad humana.

Pero esta cualidad podría llevarse al extremo, desarrollando un puente unidirigido entre el celuloide y la bioquímica cerebral. Si, estamos hablando de una novedosa, excitante, y polémica, tendencia dentro del cine contemporáneo (a la sombra de la tecnoactualidad).

La firma MindSign Neuromarketing, establecida en San Diego, se propone orquestar, a través de piezas cinematográficas, las neuroconexiones de los espectadores. Por medios de estimulos precisos, traducidos en imágenes, sónidos, y atmósferas narrativas, estas películas flirtearán con nuestra psique de una manera puntual y preparada. Para lograrlo establecerán dispositivos que estarán monitorando detalladamente el comportamiento de ondas y flujos cerebrales, en sujetos de prueba, mientras estos observan una u otra película. Esto lo llevarán a cabo utilizando tecnologías de fMRI (functional Magnetic Resonance Imaging).

La idea es que los directores de cine (suponemos que en especial lo de cine commercial) enviarán a este laboratorio una edición preliminar de sus films. De acuerdo a la data obtenida en el análisis de comportamiento de los sujetos prueba frente a ciertos estimulos audiovisuals o narrativos, MindSign Neuromarketing les asesorará sobre como llevar sus largometrajes a un nivel de estimulación neuronal más preciso. Con ello garantizarán una mayopr extitación cerebral del público frente a la película, y, obviamente, la idea es que así puedan “asegurar” el éxito de la misma.

Los riesgos son obvios, y en ese sentido esta iniciativa podría considerarse que surge de las entrañas del arte commercial (con el implícito apocalipsis creativo que eso podría conllevar). El reto no sera hacer major cine (lo que sea que ello signifique) si no lograr una mayor estimulación del público para que coma palomitas a un beat más rápido, y luego recomiende, aún envuelto en la extiotación de la experiencia, la película a sus conocidos. En este sentido sera dificil que algun buen cineasta se sume a esta tendencia, a menos que sea bajo un acercamiento puramente experimental y lejos del contemplar su éxito en taquillas.

Finalmente, como uno de los bizarros efectos que podría conllevar este variable de neurocinema, esta la hiperestimulación de una sociedad que ya de por sí se enfrenta a una sobredosis cotidiana de estímulos (el el cine neuronal como la encarnación del anticristo del zen).

* Nota del editor: no deja de llamar la atención el aterrador término neuromarketing, incluido en el nombre de la empresa que desarrolla esta tecnología. Es como si la tecnología de psicomanipulación de los programas secretos del gobierno estadounidense y los dark lords este próximamente a disposición de las marcas y corporaciones que buscan estimular el consumo obsesivo dentro de una sociedad que por momentos proyecta una especie de imaginario colectivo lobotomizado.

Via Wired