Luna llena del 5 de noviembre: eclipse, luna del castor y superluna

El cielo de noviembre traerá consigo un espectáculo discreto, pero fascinante: la Luna de Castor, que alcanzará su punto máximo de iluminación en la madrugada del martes 5, acompañada de un eclipse penumbral que podrá observarse desde México y gran parte del continente americano.

Aunque no será un eclipse total —la Luna solo pasará por la penumbra de la Tierra—, el fenómeno ofrecerá un ligero oscurecimiento en su superficie, un matiz que la tiñe de misterio y la conecta con los ritmos naturales que siguen marcando nuestro paso sobre la Tierra.

Un ritual del cielo

El nombre de “Luna de Castor” proviene de las antiguas comunidades nativas norteamericanas, que asociaban esta fase lunar con el momento ideal para colocar trampas de castor antes de que los ríos se congelaran. Era una luna que anunciaba el inicio del frío, el repliegue y la preparación para el invierno.
Hoy, lejos de ese calendario natural, su presencia sigue marcando un ritmo: una pausa luminosa en medio de la rutina urbana, un recordatorio de que los ciclos celestes continúan, aunque pocas veces alcemos la vista.

El eclipse penumbral

El fenómeno comenzará cerca de la 1:00 a.m. (hora del centro de México), alcanzando su punto máximo alrededor de las 2:45 a.m., cuando la Luna se encuentre más inmersa en la sombra terrestre. Su efecto será sutil, visible solo para los observadores más atentos: una tenue difuminación en el borde lunar, casi como si el cielo parpadeara.

A diferencia de los eclipses totales o parciales, en los que la Luna se tiñe de rojo, los eclipses penumbrales son delicados, casi imperceptibles, pero tienen algo poético: solo quien realmente observa puede notar la diferencia.

Mirar el cielo en la actualidad

En un mundo saturado de pantallas y ruido, mirar un eclipse puede parecer un gesto mínimo, pero encierra algo poderoso. Nos recuerda que seguimos siendo parte de algo enorme, que los movimientos de la Luna, del Sol y de la Tierra siguen ocurriendo sin pedir permiso ni atención.

El eclipse penumbral del 5 de noviembre no detendrá el tráfico ni las noticias. Pero para quien mire al cielo esa madrugada, el tiempo se suspenderá un instante. Tal vez ahí resida su verdadera magia: en ese encuentro silencioso entre la ciencia y el asombro, entre lo que entendemos y lo que todavía nos hace mirar hacia arriba.


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Imagen de portada: Caribe peninsular

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