El lunes 8 de abril de este año 2024, un eclipse solar total será visible en el norte del continente americano, algo no visto desde 2017. Dará comienzo a las 10:51:22 y tendrá una duración completa de 2 horas y 41 minutos.
En esta ocasión, México será un punto privilegiado para observar este fenómeno celeste, pues de acuerdo con las estimaciones de los astrónomos, el puerto mexicano de Mazatlán en el estado de Sinaloa y sus alrededores será la punto idóneo para atestiguar este evento que nadie merece perderse.
Una noche en pleno día. Un eclipse nos hace dudar sobre qué tan diferentes seríamos en un mundo donde operaran otras reglas. ¿Cómo sabemos que el sol volverá a aparecer? Esta es una pregunta más filosófica que planteada desde el método científico puesto en cuestión. Pero más allá del asombro que coincide con la existencia de este fenómeno astronómico, explicar qué sucede resulta simple: la Luna en rotación, que es nuestro satélite natural, se coloca durante unos pocos minutos exactamente entre este planeta y el Sol. Pareciera hacerlo remplazado como una sombra negra y redonda conocida como “umbra”. Durante un eclipse sólo sigue siendo visible la capa externa de la atmósfera solar o “corona”, descrita como un brillo blanco y difuso. Los efectos incluyen la desaparición de las sombras de los objetos y una confusión entre ciertos animales que suponen que ya ha anochecido. Este asombro cuando el mundo evidencia que podría lucir de otra manera causaba angustia y terror en muchas culturas antiguas. Hoy en día provoca más bien curiosidad teniendo en mente los miles de kilómetros que las personas viajan para presenciar eclipses.
La pregunta filosófico analítica es si un eclipse luciría diferente ya sea que tuviera una u otra explicación. Pero la que tenemos es una alienación recta de la Tierra, la Luna y el Sol. Si la umbra lunar cubre el 100% esta estrella, el eclipse es total en una pequeña porción de nuestra superficie, un área permeada por una noche contraintuitiva. En cambio, cuando la Luna no bloquea por completo al Sol, solo se produce un eclipse parcial.
Debido a que la Tierra también rota y nuestro satélite con su mancha de conejo se mueve a nuestro alrededor, su sombra viaja a lo largo de un camino con un ancho de unas cuantas decenas de kilómetros. Este año, la umbra tendrá una amplitud de entre 80 y 280 kilómetros. Empezará su trayecto desde el Océano Pacífico, atravesará la zona norte de México, viajará por el este de los Estados Unidos y Canadá, hasta perderse en el Océano Atlántico. La verán pasar estados como Durango, Coahuila, Texas, Oklahoma, Arkansas, Missouri, Illinois, Kentucky, Tennessee, Michigan, Indiana, Ohio, Pennsylvania, Nueva York, Vermont, New Hampshire, Maine, Ontario, Quebec, Nuevo Brunswick y Terranova, según se puede observar en el siguiente mapa, publicado originalmente por greatamericaneclipse.com:
No se repetirá algo así en este continente sino hasta el año 2033 en Alaska, y la ciudad de Mazatlán será privilegiada porque la fase total del eclipse durará la increíble cantidad de 4 minutos con 28 segundos.
¿Parece poco? ¿Cuánto tendría que durar para parecer mucho? ¿La Luna se vería diferente si su mancha fuera un conejo real que si no? Preguntas que nos regresan a la filosofía y aún más atrás hacia un primer asombro.