En la historia de México, la narrativa en torno a los "Niños Héroes" ha sido una fuente de inspiración y orgullo nacional. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha generado un debate significativo sobre la veracidad de esta historia: en la construcción de la identidad nacional mexicana, dicho episodio se ha usado como una herramienta ideológica poderosa, no exenta de manipulaciones y exageraciones.
La idea de que los cadetes eran "niños", por ejemplo, dista de ser verdad, pues por registros de la época se sabe que la mayoría de los cadetes del Colegio Militar que participaron en la batalla del Castillo de Chapultepec rondaban los 20 años.
La idea de evocar la infancia de los jóvenes podría obedecer, como sugirió el historiador Enrique Plasencia de la Parra en el artículo "Conmemoración de la hazaña épica de los Niños Héroes: su origen, desarrollo y simbolismos", al hecho de que la muerte o aun el sacrificio de una persona resultan mucho más emotivos cuando fallece a una edad temprana, circunstancia que sin duda no escapó a la consideración de quienes construyeron el mito.
Sobre este cabe mencionar que el mismo investigador asegura que "el culto a los jóvenes conocidos como Niños Héroes surge tardíamente, ya que pasaron más de tres décadas antes de que se institucionalizara su celebración". En ese sentido, De la Parra no duda en afirmar que "las raíces mas profundas de este culto están enlazadas con el poder, y es este quien lo mantiene firmemente".
Prueba de ello, suficientemente contundente, es la nómina de los Niños Héroes que ahora y desde hace unos años damos por cierta e indiscutible pero que en realidad fue provisional por mucho tiempo y ni siquiera se puede sustentar en evidencias irrefutables. Dice el historiador:
Según los testimonios, están bien documentadas las participaciones de Agustín Melgar, Vicente Suárez y Francisco Montes de Oca. En cambio, algo distinto ocurre con Juan de la Barrera –el mayor del grupo y ya egresado del Colegio–, con Juan Escutia, del que sólo conocemos la fe de bautismo y Francisco Márquez, personaje poco conocido. Es curioso que de quien menos información tenemos –Escutia– sea quien supuestamente se arrojó envuelto en la bandera, aunque antes de que se estableciera definitivamente la leyenda, se atribuyó primero la hazaña a Melgar y después a Montes de Oca.
Hoy en día, la historia de los "Niños Héroes" podría servirnos para reflexionar sobre cómo la Historia es siempre un relato y, como tal, se cuenta desde una perspectiva particular, casi siempre con una intención o un propósito claro aunque no manifiesto. Reflexionar sobre esta leyenda podría ser una invitación a cuestionar y analizar críticamente las versiones oficiales, y a buscar una comprensión más matizada y realista de los hechos históricos.
El artículo de Enrique Plasencia de la Parra, "Conmemoración de la hazaña épica de los Niños Héroes: su origen, desarrollo y simbolismos", se encuentra en este enlace: https://www.jstor.org/stable/25138990