Kassia es una de las figuras más destacadas de la música y la poesía bizantinas, pero también una de las más misteriosas. Vivió en el siglo IX y su obra ha llegado a nosotros en fragmentos dispersos, pero sus composiciones y poemas nos hablan de una mujer adelantada a su tiempo y con una sensibilidad única.
Nacida en Constantinopla en el año 810, Kassia fue educada en el monasterio de Santa Irene, donde aprendió canto, poesía y filosofía. Pero su talento no pasó desapercibido y pronto llamó la atención del emperador Teófilo, quien la invitó a su corte y le propuso matrimonio. Según cuenta la leyenda, Kassia rechazó al emperador con una mordaz respuesta: "Deja que el hombre que te va a suceder en el trono se preocupe por encontrar una esposa hermosa. Tú necesitas una emperatriz sabia".
A pesar de esta afrenta, Kassia (también conocida como Kassiane, Kassiani, Casia o Santa Casiana) continuó en la corte imperial como compositora y poeta, y su obra fue muy apreciada por la nobleza y la iglesia. Pero tras el fallecimiento del emperador, Kassia decidió alejarse del mundo y se retiró al monasterio de Santa María en Palestina, donde vivió el resto de sus días y compuso algunas de sus obras más destacadas.
La obra de Kassia es una mezcla de música y poesía y se caracteriza por su profundidad y su sensibilidad. Sus composiciones tienen un estilo propio, con melodías complejas y armonías sutiles que reflejan la riqueza de la tradición bizantina. Sus poemas, por otro lado, son una exploración de temas universales como el amor, la muerte, la naturaleza y la fe, pero también una crítica mordaz del patriarcado y del poder.
A pesar de que gran parte de su obra se ha perdido, Kassia sigue siendo una figura icónica de la cultura bizantina y una de las pocas mujeres que han dejado una huella duradera en la historia de la música y la poesía (comparable tal vez a Hildegard von Bingen, la monja medieval que explicó el orgasmo femenino y los deleites del placer, además de desarrollar una importante obra artística y de pensamiento).
Compartimos a continuación una pequeña muestra de su obra como compositora y poeta.
A María Magdalena
Señor, esta mujer que ha caído en muchos pecados percibe sin embargo tu divinidad y cumple oficio de portadora de perfumes: trae llorosa perfumes antes de tu entierro.
Y dice: "¡Ay de mí! Me llegó la noche, y siento el aguijón oscuro y sin luna de la intemperancia, el amor al pecado: recibe las fuentes de mis lágrimas tú, que en las nubes traes las aguas del mar.
Dóblate ante los gemidos de mi corazón Tú que inclinas los cielos con tu inefable inmensidad, pues he de besar tan puros
pies y después los limpiaré y los secaré, nuevamente, con bucles de mis cabellos.
El resonar de ellos oyó Eva con sus oídos, al atardecer, en el Paraíso y por el temor se ocultó. ¿Quién podrá medir la multitud de mis pecados y el abismo de tus juicios, salvador, salvador del alma? No desdeñes a tu esclava, Dios de infinita misericordia".
(Traducción de Raúl Lavalle, publicada en la versión en línea de la revista Byzantion nea hellás, no. 33, Santiago, nov. 2014; http://dx.doi.org/10.4067/S0718-84712014000100015)