De acuerdo con una publicación científica reciente de la revista Nature Geoscience, los sismólogos Yi Yang y Xiaodong Song (adscritos a las universidades de Pekín y de Illinois, respectivamente) descubrieron que en algún momento de la última década el núcleo de la Tierra disminuyó su velocidad de rotación, al parecer no como un evento aislado sino como parte de un fenómeno en curso.
En términos generales, el núcleo interno de nuestro planeta comenzó a investigarse científicamente en 1936, tras estudiar cómo las ondas sísmicas de los terremotos viajan a través del planeta. Los cambios en la velocidad de las ondas revelaron que el núcleo de la Tierra, que tiene unos siete mil kilómetros de ancho, consiste en un centro sólido, hecho principalmente de hierro, dentro de un caparazón de este mismo elemento líquido y otros componentes químicos.
En cuanto al hallazgo de Yang y Song, explicado en términos sencillos, este sugiere que la disminución de la velocidad de rotación del núcleo de la Tierra se debe a que el núcleo externo líquido desacopla esencialmente el núcleo interno de dos mil cuatrocientos kilómetros de ancho del resto del planeta, de modo que el núcleo interno puede girar a su propio ritmo.
En 1996, Song y otro colega informaron sobre terremotos que se originaron en un mismo lapso de tiempo y cuya energía fue detectada por la misma estación de vigilancia a miles de kilómetros de distancia de cada epicentro. Según los científicos, desde la década de 1960 el tiempo de propagación de las ondas sísmicas procedentes de esos terremotos había cambiado, lo que indicaba que el núcleo interno gira más rápido que el manto del planeta (la capa situada justo después del núcleo externo).
Después de ese primer descubrimiento, los siguientes estudios al respecto afinaron las estimaciones de la velocidad de esa "superrotación", para concluir que el núcleo interno gira más rápido que el manto en aproximadamente una décima de grado al año.
Pero no todo el mundo está de acuerdo. Otros trabajos han sugerido que la superrotación se produce sobre todo en periodos concretos, como a principios de la década de los 2000, en lugar de ser un fenómeno continuo y constante. Algunos científicos incluso sostienen que la superrotación no existe y que las diferencias en la duración de los terremotos se deben a cambios físicos en la superficie del núcleo interno.
Esta datos sugieren que el núcleo interno podría incluso estar en proceso de volver a la subrotación. Si es así, es probable que algo esté sucediendo con las fuerzas magnéticas y gravitatorias que impulsan la rotación del núcleo interno. Dichos cambios podrían vincular el núcleo interno con fenómenos geofísicos más amplios, como aumentos o disminuciones en la duración de un día en la Tierra.
Los resultados de su investigación podrían arrojar luz sobre muchos misterios de las profundidades de la Tierra en el mantenimiento del campo magnético del planeta y en su velocidad de rotación que, por ende, afecta también la duración del día y algunas de las acciones que se emprenden para mitigar los impactos del cambio climático, como se explica en el video a continuación.
Aun así, quedan muchas preguntas, por ejemplo, cómo conciliar el ritmo lento de los cambios que informan Yang y Song con algunos de los cambios más rápidos informados por otros estudios científicos. La única forma de llegar a un consenso basado en lo empírico es esperar a que ocurran más terremotos. Una "larga historia de registro continuo de datos sísmicos es fundamental para monitorear el movimiento del corazón del planeta", dicen Yang y Song en una entrevista para Nature Geoscience.