En una medida un tanto peculiar pero, en otro sentido, totalmente acorde a una de las conductas más características de la época, la llamada “corrección política”, el Museo Británico anunció que dejará de usar la denominación “momia” para reemplazarla por “persona momificada” tanto en su museografía como en otros lugares de su nomenclatura en general.
El cambio de términos tiene como propósito hacer énfasis en que las momias que se exhiben en el recinto fueron alguna vez seres humanos vivos.
Asimismo, como efecto secundario, se busca contrarrestar la asociación de las momias con nociones como las maldiciones, lo sobrenatural, lo monstruoso, etc., misma que se ha arraigado por una amplia tradición en la cultura masiva en la que han participado el cine, la literatura y otras disciplinas e industrias esencialmente del entretenimiento, de Théophile Gautier y otros escritores europeos del siglo XIX a la película homónima de 1999 protagonizada por Brendan Fraser.
En ese sentido, la denominación más general que el Museo Británico usará de aquí en adelante será “restos momificados”, considerando que también otros seres vivos, como animales domésticos o salvajes, recibieron dicho tratamiento mortuorio.
En una respuesta ofrecida a CNN, el Museo Británico sostuvo que el término “momia” no ha sido prohibido, pues “todavía está en uso en sus galerías”. Sin embargo, en su museografía más reciente privilegiará el uso del término “restos momificados de…”, agregando el nombre de la persona en dicho estado.