'Hasta los huesos': una historia de amor, canibalismo y suspenso dirigida por el italiano Luca Guadagnino

Luca Guadagnino y el escritor David Kajganich presentan en Bones and All una adaptación de la novela homónima de Camille DeAngelis. Desde su estreno en el Festival de Cine de Venecia, los críticos la han catalogado como una cinta de terror con una historia humanista de jóvenes privados de sus derechos que buscan descubrir quiénes y qué son. 

El centro emocional de Bones and All está en el personaje de Maren, una joven de 18 años que recientemente se transfirió a una nueva escuela secundaria en Virginia, donde evita aparecer en las fotos del anuario pero anhela la amistad. A pesar de que su padre sobreprotector (André Holland) la encierra en la habitación de su casa rodante por la noche por razones que pronto serán evidentes, ella se escapa a una fiesta. Mientras se pierde las tranquilas melodías de Duran Duran, se relaja en un estado de aturdida satisfacción y hace algo sorprendente que asusta muchísimo a sus compañeros de clase.

Cuando regresa a casa salpicada de sangre, su padre le dice que empaque todo lo que pueda en tres minutos para que puedan escapar antes de que llegue la policía. Claramente, esta no es su primera partida tan apresurada. Pero en su próximo hogar temporal en Maryland, el desconsolado padre de Maren la abandona, dejando dinero en efectivo y una cinta de casete en la que cuenta los detalles de su joven vida, los episodios de carnicería que comenzaron con una niñera cuando ella era sólo una niña pequeña y las razones por las que ya no puede cuidarla.

Puede parecer extraño, pero el relato íntimo de Luca Guadagnino sobre el primer amor entre dos vagabundos caníbales en la década de 1980 tiene algo de suavidad, sensibilidad y gentil naturalismo. Incluso cuando se están dando un festín con carne humana y se van vestidos con atuendos salpicados de sangre y cartílago, la película muestra a sus protagonistas, interpretados con una conmovedora fragilidad por Taylor Russell y Timothée Chalamet, no como monstruos, sino como forasteros sin raíces hambrientos de conectarse y alimentar un apetito que no pueden controlar.

El canibalismo aquí es tanto metafórico como demasiado literal. En intervalos separados (y a veces simultáneos), los jóvenes son sustitutos simbólicos de la adicción a las drogas, aprovechándose de los que ya están socialmente marginados y, por lo tanto, en riesgo; evocan la cultura queer y las comunidades tranquilas que hicieron vivible la vida en la América de Reagan; son avatares del trauma generacional, de las cicatrices (una vez más, literales y simbólicas) que los padres dejan en sus hijos.

Para una película sombría y soñadora que culmina en un nuevo derramamiento de sangre, violencia y sacrificio, el final es extrañamente conmovedor, incluso poético. Quizás se deba a que, aunque el guion de Kajganich abarca sólo unos pocos meses de verano, parece comprimir dos vidas jóvenes llenas de experiencia, como lo hacen todos los primeros amores abrumadores.

La cinta se estrenará en cines comerciales de México y América Latina el 23 de noviembre de 2022. 

 


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Imagen de portada: YouTube

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