El día de ayer por la noche, la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, vivió un incidente que hasta ahora los medios y la opinión pública manejan como un intento de atentado, esto luego de que al llegar a su casa, ubicada en el barrio bonaerense de La Recoleta, un hombre le apuntó con una pistola, aunque sin llegar a accionarla, siendo captado el hecho por numerosas personas que se habían concentrado para esperar y saludar a Kirchner.
El sujeto fue detenido de inmediato por la policía y ya fue identificado como Fernando Sabag Montiel, de 35 años de edad y originario de Brasil. Por otro lado, el arma que portaba era una pistola Bersa 380 (fabricada en Argentina) cargada con cinco balas, de acuerdo con información de la Policía Federal argentina.
"Cristina permanece con vida porque, por alguna razón, el arma, que contaba con cinco balas, no se disparó pese a haber sido gatillada", dijo Alberto Fernández, presidente de Argentina, durante una conferencia ofrecida poco después de lo acontecido.
El intento de magnicidio (como lo califican algunos medios) contra Kirchner ocurre en un momento particularmente difícil para el país sudamericano, con el avance al parecer imparable de la inflación y el desempleo, los cuales han alcanzado ya niveles récord y, por lo mismo, han agudizado en los últimos años la pobreza y la desigualdad entre la sociedad argentina.
Asimismo, es importante mencionar que Argentina tendrá elecciones presidenciales el próximo año, durante el segundo semestre de 2023, lo cual, sumado a las tensiones políticas heredadas del régimen de Mauricio Macri, ha contribuido a enrarecer la atmósfera social del país.
Numerosos líderes mundiales han condenado el atentado contra Cristina Kirchner, e igualmente buena parte de la sociedad argentina ha demostrado su apoyo a la presidencia, incluso con manifestaciones públicas como la que anunciaron los principales sindicatos del país, que convocaron a una marcha en la emblemática Plaza de Mayo.
La información continúa.