El yoga no es ejercicio físico; Krishnamurti explica lo que es

El yoga ha sido cooptado por el capitalismo, el new age, el hedonismo (y su idolatría del cuerpo) y el reduccionismo de la sociedad secular. Derivado de ello, actualmente el yoga es una industria multimillonaria que ofrece un producto que es fundamentalmente una forma de fitness azucarado con un poco de discurso espiritual, a veces un poco de mantras en sánscrito, música para relajarse y pensamiento positivo.  Aunque lo esencial de la práctica es lograr las posturas (que son "retos"), aumentar la flexibilidad y tonificar el cuerpo, acaso para mejorar la capacidad de tolerar el estrés y tener un mejor desempeño -en la oficina o en la cama-. 

Esto fue anticipado por muchos maestros, pero particularmente lúcido fue el análisis de Jiddu Krishnamurti. En varias charlas públicas, Krishnamurti, con su característica tranquilidad y agudeza –frutos del auténtico yoga– habló sobre este tema. Por ejemplo, dijo lo siguiente:

Todos están interesados en el yoga, todos quieren mantenerse bellos y jóvenes. El yoga se ha convertido en un negocio, como todo lo demás. Ahora hay maestros en todas partes, cobrando. Yoga no significa meramente mantener el cuerpo en salud,  activo o inteligente. La palabra significa "unido". Tener una vida profundamente ordenada, ética y moralmente. No sólo hacer ciertas posturas.

Krishnamurti dice que el verdadero yoga es el raja yoga. Un sistema que sintetiza los tres yogas que se mencionan en la Bhagavadgita y las enseñanzas de los Yogasutras de Patanjali, el sistema que introduce el yoga de ocho miembros, con énfasis en la restricción física y moral para la purificación de la mente y la consecución de un estado de concentración unitaria. Un sistema ampliamente influenciado por el "yoga" budista. El raja yoga (o yoga real) enfatiza la meditación y la contemplación o el jñana yoga, pero se alimenta de una tradición en la que el yoga implica también devoción y acción (actuar conforme a una vocación sin apego a los frutos). Su principio esencial es una vida moralmente disciplinada. Una influencer o un playboy no pueden realmente practicar yoga, simplemente porque su motivación es incorrecta. Dice Krishnamurti:

El yoga es una vida moral no bajo las condiciones circunstanciales o culturales sino bajo una actividad ética. No hacer daño, no drogarse, no beber, la cantidad correcta de comida o sueño, pensar claramente, actuar moralmente, hacer lo correcto... Después de hablar con muchos expertos ninguno me ha hablado de ejercicios. [...]

En la antigüedad el yoga se enseñaba sólo a unos pocos. Y entraban en acción otros factores, como la meditación. No ahora, en los viejos días. Era un acto de dedicación para descubrir qué es lo verdadero y cómo vivir acorde a esa verdad. Pero el yoga se ha vuelto algo comercializado. Ahora las personas que no logran algo en la vida se vuelven maestros de yoga. El yoga es algo que requiere gran cantidad de atención, autoobservación, autorrecolección. No sólo tener un cuerpo bello

De esta sencilla y precisa explicación, que no es simplemente la opinión de Krishnamurti sino una descripción fincada en el conocimiento de la tradición –y de la propia experiencia, porque Krishnamurti era un avezado meditador y el yoga es, antes que hacer posturas, meditar, transformar la mente– se deduce que el yoga es una filosofía que se práctica de manera integral y no meramente ejercicio físico o la búsqueda de estar fit. En última instancia el yoga es indisociable de una búsqueda contemplativa de unificación con la naturaleza de la realidad. La paz, serenidad o "espiritualidad" ocurren solamente cuando la mente se encuentra en armonía con la verdad.

Es cierto que después de la filosofía del yoga, una de las seis escuelas tradicionales de la India, surge el hatha-yoga con una relación estrecha con el tantra. El hatha-yoga ciertamente empieza a enfatizar más las posturas físicas –que en el yoga de Patanjali eran preliminares, al igual que lavarse los dientes o la nariz– y da más importancia al cuerpo, Pero incluso aquí la esencia no es alcanzar un poder material, la belleza física o la salud; se trata de usar de manera forzosa el cuerpo para producir estados de conciencia que transforman al individuo y lo encaminan a la liberación o a una futura existencia más conducente a esta. Por supuesto, la secularidad no permite que se tenga una dirección soteriológica, trascendente y metafísica. Por lo tanto el yoga, como el mindfulness, es reducido a una forma decorativa –a una sombra de su propio ser– que sólo exalta los mismos valores de la sociedad secular materialista.


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Imagen de portada: Bikram: Yogi, gurú, depredador (Eva Orner, 2019)

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