El legendario músico estadounidense Bob Dylan, además de ser un maestro de la simplicidad, la conciencia social y la narración de historias, ha demostrado su virtuosidad en las artes plásticas y visuales. Con su singular voz de contracultura, su música ha motivado numerosas protestas y movimientos progresistas a lo largo de las décadas, y sus piezas escultóricas acompañan a esos ideales.
Hace unas semanas el artista develó su nueva escultura, denominada Rail Car. La obra se instaló en la región de Château La Coste en Provence, Francia, y es la más grande que ha hecho Dylan durante su carrera como escultor. El paisaje que rodea a la obra es incomparable. Un vagón de tamaño real formado por piezas de hierro, todas de diferentes formas y tamaños, son atravesadas por la luz del sol. Detrás de la escultura un bosque frondoso le hace sombra, y al frente, un viñedo permite apreciar la imponente obra desde puntos lejanos.
De acuerdo con declaraciones del cantante, los trenes han sido un símbolo recurrente a lo largo de su carrera. Canciones como “Slow Train”, “Freight Train Blues” y Train A-Travellin'” son algunos de los ejemplos, además de los collages de piezas de hierro que a menudo componen el trabajo escultórico del artista.
Imagen: Stéphane Aboudaram/Bob Dylan
En una entrevista otorgada al medio The Guardian declaró que su obra:
representa la percepción y la realidad al mismo tiempo… todo el hierro se recontextualiza para representar la paz, la serenidad y la quietud. En su posición en Château La Coste no es difícil sentir esa dicotomía de este elemento duro y resistente infundido con una energía tan suave, es una representación ambivalente y reflexiva de una forma de transporte estoica pero aventurera, abierta a los elementos y al aire por el que viaja.
Bob Dylan ha puesto en exhibición muy pocas de sus obras. La primera fue Mood Swings, una serie de puertas de hierro forjado. En la inauguración de la exposición, el artista habló sobre su convivencia con este elemento:
He estado alrededor del hierro toda mi vida desde que era un niño. Nací y crecí en el país del mineral de hierro, donde se podía respirar y oler todos los días. Las puertas me atraen por el espacio negativo que permiten. Se pueden cerrar pero a la vez permiten que las estaciones y las brisas entren y fluyan. Pueden excluirte o encerrarte. Y en cierto modo no hay diferencia.
Imagen: Clement Mahoudeau/Getty Images
Rail Car de Bob Dylan sigue múltiples tradiciones de la vida y la carrera del artista: su representación incomparable de la cultura estadounidense, la belleza emocional ambivalente de su obra y su conexión con el hierro. En muchos sentidos, la obra se siente como la culminación más grande y directa de ambos lados del artista. Una pieza atemporal que reúne los esfuerzos de fabricación de la humanidad con la expansión del mundo natural. El impacto visual de esta instalación hace que sea mucho más difícil perder la tristeza del tren de carga, y por ello es importante que esta pieza sea apreciada en este sentido y no únicamente como un nuevo escenario para las fotos de redes sociales.