Planetas y signos astrológicos y las partes del cuerpo que rigen

La astrología que conocemos hoy en día en Occidente es el resultado de una asimilación de múltiples doctrinas, culturas y sistemas de pensamiento. La astrología surgió muy probablemente en Babilonia, pero de manera importante toma de la cultura griega y de la visión del cosmos de Claudio Ptolomeo. Confluyen, sin embargo, importantes rasgos del hermetismo y la filosofía metafísica de la antigüedad. Una de las nociones básicas obviamente es que la Tierra y el mismo cuerpo humano están ligados a los procesos del cosmos a través de correspondencias y analogías.  Existe un sistema de afinidades y resonancias entre los planetas y sus movimientos y la geografía del planeta y la anatomía del ser humano. El axioma hermético "como es arriba, es abajo" es fundamental también en la astrología.

Esta noción de interdependencia, resonancia o armonía, aunada a la idea de que el universo es el reflejo ordenado de una mente divina, hizo a la astrología enormemente atractiva para científicos como Galileo, Kepler y Newton (entre muchos otros), quienes practicaron astrología y entendieron su labor física y astronómica ligada a una visión religiosa. Newton incluso practicó la alquimia e hizo profecías sobre el fin del mundo. Hoy en día, la astrología es para la ciencia establecida el epítome de la charlatanería (aunque quizá sigan existiendo científicos que tienen afición por la astrología, pero de clóset).

Más allá de la polémica que puede generar la astrología, uno de los aspectos fascinantes del cosmos hermético en el que se desarrolla son las correspondencias entre todo tipo de elementos y aspectos de la realidad. Estas relaciones son también relaciones poéticas que de alguna manera encantan y dan sentido al mundo. Vemos por ejemplo que, en lo que se conoce como astrología médica, cada parte del cuerpo está ligada a un signo zodiacal. Y, al mismo tiempo, los siete planetas de la astrología clásica rigen órganos.  

La imagen superior es parte del Tratado de astronomía de Manuel Valadés y León, escrito en Mexico entre 1692 y 1750 y que se encuentra en la biblioteca de la Universidad de Pensilvania. Vemos cómo en el siglo XVIII todavía no había una clara división entre astrología y astronomía.

En el caso de los signos vemos un orden descendente desde el primer signo, Aries, en la primavera, el inicio del año astrológico, que rige la cabeza. Cáncer, el signo maternal, rige los senos. Leo, el signo solar, el corazón. Escorpio, el signo sexual, el sexo. 

La organización de los planetas difiere en algunos casos. Vemos aquí que la luna rige la mente, pero tradicionalmente también Mercurio está asociado con el sistema nervioso (y la luna con las emociones). Mercurio también rige los pulmones. El sol rige el corazón. Saturno  el bazo o los intestinos (y está asociado con los huesos). Júpiter, el hígado. Venus los riñones y, como su nombre lo sugiere, las venas. En este diagrama, Marte parece estar apuntando al estómago. Marte tradicionalmente está asociado con el fuego digestivo, la vesícula biliar, los músculos, las arterias y la sangre.

Si uno toma en serio estas correlaciones, se pueden implementar ciertas medicinas naturales -también asociadas con signos y planetas- para tratar enfermedades y trastornos o utilizar astrología horaria para elegir momentos regidos por ciertos planetas para emprender tratamientos o, mejor aún, para tomar en cuenta ciertas medidas preventivas. 

 

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