Al misterio que rodea a los monolitos de Stonehenge (ubicado al sur de Inglaterra) se suma ahora un descubrimiento anunciado este 22 de junio de 2020, apenas dos días después de la celebración del solsticio de verano en el hemisferio norte.
De acuerdo con una investigación conducida por Vincent Gaffney, arqueólogo adscrito a la Universidad de Bradford, en torno al monumento prehistórico existió un vasto anillo conformado por al menos una veintena de pozos de 10 metros de diámetro y 5 metros de profundidad cada uno.
Esta estructura subterránea está cerca de una parte de los monolitos conocida como Muros de Darrington, la cual, según diversas investigaciones, servía de zona habitacional y de festejo a los constructores de Stonehenge durante el periodo Neolítico.
En cuanto al anillo, una primera hipótesis es que pudo haber servido como frontera entre el "mundo de los vivos" y el "mundo de los muertos".
De comprobarse esta suposición, Stonehenge podría considerarse ya no sólo un punto ceremonial de observación astronómica –su construcción se realizó en función de los ciclos solares y la traslación de la Tierra–, sino también una declaración arquitectónica y espacial sobre las ideas que tenían los seres humanos de la época a propósito del universo, el planeta y la vida.
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