El fenómeno migratorio es una realidad global, casi mil millones de personas viven en lugares diferentes a los de su origen. Migrar implica un gran riesgo para quien decide hacerlo, ya sea para quien elige hacerlo de manera legal o para quien no tiene otra opción que hacerlo de manera ilegal, por lo que el perfil de la población migrante puede llegar a ser muy distinto.
Por lo general, muchos de los discursos que están en contra de la migración están fundados en el racismo. Se suele escuchar que los migrantes elevan la criminalidad del país al que llegan, son portadores de enfermedades, se roban empleos de los ciudadanos nacionales y perjudican la economía de los países anfitriones. Sin embargo, numerosas investigaciones (realizadas por instituciones y académicos de muy diversa índole) demuestran que la migración puede traer muchos beneficios, sobre todo económicos, tanto a los países que expulsan a sus ciudadanos como a los países anfitriones.
Los beneficios económicos de la migración
Según un informe de la OCDE, la migración incrementó el 47% de mano de obra en Estados Unidos y el 70% en Europa en los últimos 10 años, esto sobre todo porque los migrantes llenan los espacios abiertos en los sectores económicos en crecimiento y decrecimiento. Además de que los migrantes tienen un impacto muy alto en el erario público; ya que sus empleos contribuyen a la recaudación de impuestos, la fuerza laboral migrante contribuye anualmente con un aproximado de 9.4% al crecimiento del PIB mundial, lo que equivale a 6.7 mil millones de dólares al año.
Estas cifras sólo consideran las actividades económicas formales. No se toma en cuenta lo producido por las actividades informales, que van desde el comercio informal de todo tipo hasta el narcotráfico, la prostitución, la trata de personas y el tráfico de órganos. Esto no quiere decir que la migración sea causa de este tipo de actividades, ni que las fomente, sino que al encontrarse con panoramas muy difíciles de inserción al mercado laboral, muchas veces es la única opción de muchas personas (no sólo migrantes) para generar dinero. Ello, sin mencionar que para las actividades como el narcotráfico, la trata de personas y el tráfico de órganos, el reclutamiento es forzado.
A pesar de que este informe ve como positivo que la migración contribuya significativamente a la flexibilidad del mercado laboral, la tendencia de la flexibilización del mercado laboral, como los trabajos freelance o la contratación por outsourcing, representa desventajas para los propios migrantes. Por ejemplo, una menor calidad en la cobertura de seguridad de salud, reducción de los beneficios de seguridad social (como la generación de antigüedad en un trabajo), menos posibilidades de establecer contratos colectivos de trabajo o formar sindicatos para la protección de los derechos de los trabajadores, etcétera.
Los beneficios de la migración para el desarrollo científico y tecnológico
La migración también tiene beneficios para el desarrollo de la ciencia y la innovación. A este fenómeno se le conoce como "fuga de cerebros". Quienes tienen oportunidad de estudiar en un país diferente al de su origen tienen mayor oportunidad de conseguir una educación de mejor calidad. Por lo general, una vez terminados los estudios universitarios, muchas personas deciden regresar a su país natal y contribuir con los conocimientos adquiridos. Otros deciden quedarse en el país que los recibió, ya sea para obtener estudios de posgrado o más y mejores oportunidades laborales.
Los beneficios culturales de la migración
Como es sabido, la migración es un fenómeno de alto impacto cultural. Hoy en día y al menos desde el siglo XIX, con la consolidación de los Estados nación y la idea de nacionalidad, es más o menos común dar por hecho la idea de que la "forma de ser" de una sociedad o de una nación son realidades dadas, fijas, cuya expresión no puede cambiar, y algunos hasta piensan que ha existido así desde siempre. Así, por ejemplo, se cree que hay una cultura española o francesa o mexicana, y que esta ha existido desde siempre tal y como la conocemos.
Por supuesto, esta idea es falsa. Toda nacionalidad es una invención resultado de un proceso que involucra factores de todo tipo: sociales, económicos, territoriales, históricos y más. Entre estos, la migración es uno de los más importantes, pues todas las culturas del mundo, de cualquier grupo humano, han recibido en algún momento de su formación la influencia de algún grupo migrante.
En ese sentido, la migración suele tener importantes beneficios culturales, pues casi siempre aporta vientos frescos a la sociedad de un país: a nivel gastronómico, artístico, musical, lingüístico y más.
No importa el tipo de beneficios que traiga un fenómeno tan complejo como lo es la migración, el trato a los migrantes es en su mayoría un trato inhumano, no importa si es en la dimensión social, política o económica.
Los Estados tienen que asegurar la protección de los migrantes, velar por sus derechos, garantizar el libre tránsito y no promover ambientes hostiles de recibimiento, además de que cada Estado tiene la oportunidad de diseñar e implementar políticas públicas en favor de la no discriminación de los migrantes. Políticas educativas, de salud y laborales que tengan el objetivo de inclusión de la diversidad en los muchos niveles que componen a un país.
Apostemos por un mundo en donde el miedo al otro no sea un impedimento para relacionarnos de manera creativa. En donde podamos habitar un mundo donde haya más “y”’s y menos “o”’s.
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