Basta escuchas las poderosas palabras de la activista ambiental Greta Thunberg, de tan sólo 16 años, sobre los efectos del cambio climático para las actuales y futuras generaciones. Su discurso acompaña un confrontación hacia líderes que tienen en sus manos el futuro del planeta. Sin embargo, ¿es suficiente tan sólo con las voces de Thunberg y cientos de otros niños y adolescentes combatiendo el cambio climático?
De acuerdo con Jennifer Brandon, de la Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California en San Diego, la contaminación de plástico en el planeta ha alcanzado niveles nunca antes vistos. Esto ha sugerido a los científicos que las múltiples capas de plástico que existen en el planeta podrían marcar el inicio del Antropoceno (la época geológica propuesta en donde las actividades del ser humano dominan al planeta).
Es decir que, después de las edades de bronce y hierro, este período en el que vivimos podría convertirse en la edad del plástico (ya que incluso se han encontrado partículas de plástico en las fibras de ropa, lo que indica que el plástico está navegando por el océano a través de desechos de agua).
El plástico superó la obsesión por el petróleo
Esta situación, para Brandon, ha sobrepasado la obsesión por el llamado “oro negro”, teniendo un impacto negativo en los animales, plantas y seres humanos. Principalmente en el caso de la biodiversidad que habita al fondo de los océanos, tal como arrecifes de coral, ostras, mejillones, etcétera.
“Aprendemos en la escuela sobre la edad de piedra, bronce y hierro, ¿acaso esta será conocida como la edad del plástico? Da miedo pensar que nuestras generaciones serán recordadas por eso”, enfatiza Brandon en su investigación publicada en la revista Science Advances. Ahí describe cómo desde la década de los años 40 del siglo XX, la cantidad de plásticos microscópicos en los sedimentos se duplicó cada 15 años, mientras que en 2010, la contaminación alcanzó casi 40 partículas por cada 10cmx10cm del suelo oceánico cada año.
Esto significa que dos terceras partes de todas las partículas son fibras plásticas. Por ello, no ha de sorprendernos que en un estudio de 2016 se demostró que una sola lavada de ropa libera alrededor de 700 mil fibras de microplásticos.
Sin un protocolo adecuado para enfrentar las fibras de microplásticos
Teniendo en cuenta que millones de toneladas de plástico están siendo desechadas en la naturaleza, nos damos cuenta de que no existe un protocolo ecológico para enfrentar esta situación. En palabras de Brandon:
No estamos filtrándolos de manera adecuada de las casas ni tampoco sabemos cómo tratar los desperdicios. Creo que esta es nuestra próxima gran frontera: ¿qué hacer con las aguas sucias o la ropa cuyas fibras de microplásticos terminan en el océano?
Actualmente se sabe que los animales marinos comen partículas de microplásticos, pero no son los únicos: se cree que los humanos consumen al menos 50 mil partículas de microplásticos al año a través de la comida y el agua.
¿Esta información será suficiente para comenzar a tomar conciencia sobre el consumo excesivo y su impacto en el medioambiente?
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Imagen principal: Vice