El Manual de Estadísticas y Diagnósticos –DSM, por sus siglas en inglés– es el libro que reúne las características de trastornos y desórdenes mentales, emocionales y psiquiátricos que existen en ámbito de la salud. Si bien algunas de sus ediciones han sido consideradas polémicas, como la más reciente, el DSM-V, publicada en 2013, varios especialistas en la salud emocional y mental continúan usándolo como una guía para establecer diagnósticos y tratamientos.
En términos generales, el DSM es un manual cuyos objetivos fueron y son proveer un lenguaje diagnóstico universal para profesionales de salud mental, para lo cual compila una lista que se pretende definitiva y exhaustiva de los problemas mentales conocidos y sus síntomas. El DSM se rige bajo los parámetros de la American Psychological Association –APA–, y se redacta a partir de una ardua investigación cuantitativa a escala mundial que agrupa ciertos síntomas en trastornos, además de tomar en cuenta la documentación no axial de los diagnósticos. Es decir, diagnostica una enfermedad a partir de los síntomas presentados por un paciente (pero cuyo desarrollo no depende de los factores contextuales y psicosociales), a lo largo de un periodo de tiempo y de forma crónica.
Sin embargo, ¿qué pasaría si el DSM hubiera dejado de considerarse una herramienta útil a favor de la salud emocional y mental de cada individuo? En otras palabras, es posible que el manual que antes brindó una guía para el diagnóstico de los desórdenes más comunes en el mundo, actualmente esté dejando de lado varios aspectos indispensables de la salud mental y emocional de las personas estudiadas.
El estudio que invalidó al DSM
Investigadores de la Universidad de Liverpool, Reino Unido, publicaron un estudio en la revista Psychiatry Research cuya conclusión deja en claro que los diagnósticos psiquiátricos del DSM son, desde el punto de vista científico, herramientas obsoletas para identificar desórdenes mentales “discretos”.
Tras un análisis detallado de los cinco capítulos clave de la última edición del DSM al respecto de la esquizofrenia, el trastorno bipolar, los trastornos de depresión, los trastornos de ansiedad y los trastornos de estrés o trauma, los investigadores notaron los siguiente:
· Los diagnósticos psiquiátricos usan distintos parámetros
· Hay síntomas que se presentan simultáneamente en dos o más diagnósticos
· La mayoría de los diagnósticos enmascaran eventos traumáticos
· Los diagnósticos toman en cuenta poco o nunca la subjetividad del paciente y el tratamiento que realmente pudiera funcionar
Como conclusión, los autores de la investigación consideran que los diagnósticos del DSM representan “un sistema categórico falso”. En palabras de la responsable de la investigación, la doctora Kate Allsopp, de la Universidad de Liverpool:
Pese a que las categorías diagnósticas proveen la ilusión de una explicación, son científicamente insignificantes, por lo cual provocan tanto un estigma como prejuicios. Espero que estos resultados inviten a los profesionales de la salud mental a pensar más allá de los diagnósticos y considerar otras explicaciones del estrés mental, tales como el trauma u otras experiencias de vida adversas.
Quizá es momento de dirigir la atención psicológica hacia una experiencia mucho más intra e interpersonal de los pacientes, en vez de forzar la adaptación de una serie de síntomas en diagnósticos que, según los estudios, ignoran la individualidad de la angustia humana.
Como alternativa, la Organización Mundial de la Salud –OMS– promueve el uso de otro sistema internacional: la Clasificación Internacional de Enfermedades, en su undécima edición –CIE-11–. En este documento el análisis y tratamiento de las enfermedades, tanto físicas como emocionales y mentales, proveen una visión multifactorial y en cierto modo más cercana a la especificidad psicológica humana.
Sin duda vale la pena seguir el curso que tomará esta investigación y los efectos que quizá provoque en el gremio de lo "psi". Sin renunciar a los avances tecnológicos de la época moderna, quizá sea posible recuperar una visión psicológica del ser humano mucho más atenta a la subjetividad de cada persona y al hecho de que cada uno de nosotros tiene un desarrollo singular, resultado de las condiciones únicas de nuestra existencia.
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