Quienes conozcan la saga Matrix (Hermanas Wachowski, 1999-2003) quizá recuerden un detalle en la historia, en relación con la guerra entre la humanidad y las máquinas: en un intento de dejar a éstas sin fuente de energía y así inutilizarlas, los dirigentes de la humanidad deciden “destruir” el cielo, bombardéandolo con armas nucleares y químicas. La idea, ampliamente aplaudida, sume a la Tierra una oscuridad permanente, lo cual a su vez lleva al declive y desaparición eventual de toda forma de vida, haciendo de nuestro planeta, antes floreciente, un desierto estéril.
Pues bien, tal pareciera que de todas las fantasías sobre el futuro que el ser humano ha podido imaginar, aquellas de tintes distópicos son las que parecieran más proclives a volverse reales. En el caso de esta que señalamos, se trata de hecho de una sugerencia seria por parte de un grupo de científicos, quienes aseguran que una solución posible al calentamiento global y sus efectos sobre el planeta es “oscurecer” el cielo.
La idea ha sido lanzada por Wake Smith y Gernot Wagner, adscritos a las universidades de Yale y de Harvard, respectivamente (dos instituciones, cabe mencionar, que gozan de gran prestigio académico). Los científicos, especializados en ciencias ambientales publicaron un artículo en el número más reciente de la revista Environmental Research Letters, en donde proponen abiertamente esparcir partículas de sulfatos en la estratósfera para así reducir la temperatura general del planeta.
Smith y Wagner estudiaron diversas formas de implementar dicha estrategia y concluyeron que servirse de una aeronave para rociar dichos químicos sería la manera más factible de llevarla a cabo.
Por si esto no pareciera suficientemente disparatado, los autores aceptan que por el momento no existe ningún tipo de transporte capaz de realizar la tarea, por lo cual el paso subsecuente más obvio es destinar recursos al diseño de éste. Según sus cálculos, se necesitan 3.5 mil millones de dólares para realizar el proyecto dentro de los próximos 15 años.
¿Pero no sería mucho más efectivo atacar las soluciones reales del problema? No deja de ser curioso, como lo anticipara Slavoj Zizek hace unos años, que en el marco del sistema económico en el que estamos insertos, parece mucho más sencillo imaginar un apocalipsis general que un mero cambio en la manera en que vivimos y nos relacionamos con el planeta.
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Imagen de portada: The Second Renaissance Part II, Mahiro Maeda (Animatrix, 2003)