Japón es un país cuya cultura podemos asociar, entre otras muchas cualidades, con cierta singular delicadeza. Su poesía, su forma de practicar una religión como el budismo, incluso algunas de sus prácticas de comportamiento más cotidianas.
Esta característica encuentra un correlato en la naturaleza del país, lo cual podría parecer en un momento sorpresivo o inesperado pero quizá, si lo pensamos mejor, es totalmente coherente si consideramos que en no pocas ocasiones las obras mayores de la creatividad humana han nacido de la observación de la naturaleza.
Las imágenes que compartimos son obra de Kunito Imai, un fotógrafo amateur que desde hace algunos años se ha dedicado a capturar con su cámara la vida natural de Japón.
Ante la calidad de las imágenes es difícil hacer coincidir ambos rasgos –“amateur” y “desde hace algunos años”– pero, según cuenta él mismo, sólo cuando cumplió 40 años de edad (en el 2001) se atrevió a retomar el sueño que tuvo en su juventud de convertirse en fotógrafo de la vida salvaje, sin ninguna formación previa y armado con nada más que su cámara y su intuición. Poco a poco fue refinando su técnica y, junto con el estudio del efecto de sus fotografías en redes sociales, llegó a delinear su estilo, preferencias y más.
El haiku es sin duda una de las formas poéticas más conocidas de Japón, a la cual muchos identificamos con la métrica silábica de sus versos (5-7-5). No siempre se sabe que otra de sus cualidades canónica es que el haiku suele tener una alusión a la estación del año o al entorno natural en que fue compuesto.
De manera afín, Imai considera a sus fotografías haikus visuales, en los que no está exenta la influencia de pintores como Monet, a quien admira y quisiera emular por el manejo que hizo de la luz en sus obras. “Aprendí más del impresionismo que de la fotografía”, declaró Imai en una entrevista.
Cabe mencionar asimismo que muchas de sus imágenes provienen de paseos que el fotógrafo realiza en Tokio o sus alrededores, en donde la naturaleza no está en contradicción con el modus vivendi de una gran metrópoli. De hecho, Kunito asegura que ahora se observa más vida natural en su ciudad que hace 30 años, cuando él era niño.
Imai –que se encuentra en Instagram como @ikunito– se ha convertido ahora en un fotógrafo que comienza a ser considerado profesionalmente. Y justificadamente, pues sus imágenes han llegado a ser tan refinadas que nos entregan una idea cabal de la delicada naturaleza de Japón.
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