El ejemplo de Suiza para resolver el problema de la basura

Sobrepoblación y sobreconsumo son el resultado de un número excesivo de personas coexistiendo en una base limitada de recursos o usándolos de manera excesiva, abusiva; todo en detrimento de las futuras generaciones y del ecosistema. Con el eje del capitalismo existe una sobrepoblación y, al mismo tiempo, un sobreconsumismo (una suerte de doble dinámica de la destrucción), además de una economía de crecimiento infinito de donde surgen los productos procesados, empacados, capaces de generar infinidad de tipos diferentes de residuos.

La generación de basura y el subsecuente mal manejo de los residuos son el origen del ciclo de contaminación aire-tierra-agua que afecta a cualquier organismo dentro de su ecosistema, incluyendo al ser humano, reduciendo la capacidad de autorenovación de la naturaleza.

La gestión inadecuada de los residuos es un gran problema, y no sólo en las urbes gigantescas. Dos principales culpables en el panorama son los residuos industriales tóxicos y los residuos domiciliarios: si bien los ciudadanos no pueden asumir la carga de los primeros, sí pueden cooperar para un mejor manejo de los segundos.

Los números en México: 100 mil toneladas de basura doméstica por día. 

Los países europeos han vivido situaciones difíciles en términos de contaminación ambiental que llevaron a verdaderas catástrofes ecológicas de contaminación de ríos, lagos y tierras. Por lo mismo, parece que han aprendido la lección: la separación y clasificación estricta de los residuos domiciliarios, y cualquier negligencia está  duramente penada. Recientemente vimos el ejemplo de Francia, que ha obligado a sus supermercados a donar sus alimentos excedentes y asegurarse que estos sean utilizados (y no se conviertan meramente en basura). Paralelamente, tenemos el ejemplo de Suiza, el gran ejemplo de paz, prosperidad y condiciones idílicas de vida y trabajo a las que deberíamos de añadir su manejo de basura. 

En Suiza, los números hablan por sí solos:

  • 70% del papel que se usa en el país es reciclado.
  • 60% de las baterías vendidas regresan al proveedor para su reciclaje.
  • Más del 90% de los recipientes de vidrio vuelven a las fábricas para ser reciclados y, para ello, los ciudadanos tienen la obligación de clasificar y desechar las botellas según su color.
  • 71% de las botellas plásticas son recicladas, así como los recipientes metálicos de las conservas.
  • 90% de los recipientes de aluminio son reciclados.
  • Se realizan compostas a partir de los residuos orgánicos derivados de alimentos, plantas, estiércol, arena de gato, cenizas…

En Suiza, tirar basura cuesta (2-3 francos) y se debe hacer de manera ordenada, bajo riesgo de ser investigado por la policía de la basura y pagar fuertes multas por cualquier tipo de infracción a las leyes establecidas. De hecho, cualquier extranjero que haya visitado la zona de los Alpes suizos se ha asombrado de la limpieza de sus calles, lagos y llanos. 

La norteamericana Bea Johnson ya está poniendo en práctica la moda ecoamigable de ‘zero waste’ o ‘cero desperdicio’, en la que elimina los popotes, recibos, bolsas de plástico y la ropa nueva. Simplemente, es diferente la vida de alguien que no ha producido basura en 2 años.

¿Por qué no hacer de la responsable separación de los residuos un arte o una nueva moda?

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