En 1998 se dijo que dichos casos podrían estar relacionados con un descubrimiento realizado entonces por geólogos y otros investigadores de los fenómenos terrestres, quienes encontraron que nuestro planeta emite naturalmente una vibración que se traduce en un sonido de 10mHz. Esta, sin embargo, era la explicación al “zumbido”, ¿pero cuál era la de dicha vibración?
En los años siguientes, varias investigaciones perfilaron la hipótesis de que la vibración y el sonido consecuente guardaban una relación estrecha con los movimientos del océano, específicamente con las olas, cuyo chocar constante entre sí y con la superficie terrestre podría ser la causa de ambos fenómenos.
En febrero pasado, la revista especializada Geophysical Research Letters publicó un estudio de científicos del Centre National de la Recherche Scientifique de Francia en el cual se confirma que la actividad microsísmica que se registra en todo el planeta es consecuencia directa del movimiento de las olas del océano: por un lado, para períodos largos de entre 13 y 300 segundos, las olas funcionan en un mecanismo linear en el que su fuerza se suma para generar ondas sísmicas y, por otro, en períodos de menos de 13 segundos, su interacción se ajusta a un modelo no linear que igualmente provoca movimientos sísmicos.
Si esta investigación se comprueba, aportaría también un sustento científico al "zumbido" y su misteriosa presencia alrededor del mundo.
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